Si le preguntas a un cinéfilo por su opinión respecto al cine argentino, pocos te hablarán de sus propuestas en el cine de género.
En un escenario en el que las comedias, los dramas, el thriller y los romances (o la mezcla de todos ellos, como en la absolutamente perfecta El secreto de sus ojos) sorprende ver una película a medio de camino de la comedia irónica y el cine apocalíptico como Fase 7 representando a Argentina.
Daniel Handler, Jazmín Stuart y el siempre interesante Federicco Luppi son los protagonistas de la ópera prima como director y guionista de Nicolás Goldbart, conocido ante todo por su carrera como montador.
Coco, el héroe de Fase 7, acaba de mudarse a su nueva casa con su esposa embarazada de siete meses cuando su edificio es puesto bajo cuarentena por la aparición de un virus mortal.
Rápidamente el aislamiento trae consigo problemas básicos, como la escasez de víveres aunque la verdadera crisis empezará con la relación con sus problemáticos vecinos.
El único que les ayudará será un inestable y paranoico anciano que está más que preparado para enfrentarse a una situación de estas características.
A pesar de que la película da ciertos tumbos en su último acto, si algo destaca en Fase 7 es un libreto de lo más fresco y orginal que recibió el premio al mejor guión en el último festival de Sitges.
En una selección oficial en la que el terror, la sangre y las vísceras dominaron la mayor parte de las propuestas, la original mezcla del film de Goldbart resultó todo un alivio y un divertimento en un ambiente de lo más cargado.
Lo mejor de Fase 7 es que podrá ser disfrutada tanto por los fans de la clásica comedia neurótica argentina como los del cine apocalíptico, ese cine tan de moda desde que Danny Boyle dirigiese hace casi diez años la muy notable 28 días después.
Otra película de lo más recomendable.
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