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El Castor: tres escenas del regreso a la dirección de Jodie Foster

Una cita desconocida para el gran público, el SXSW (una cita dedicada a la música, el cine y las conferencias interactivas) celebró la pasada noche la premiere mundial de El Castor, la dramedia con la que Jodie Foster regresa al cine dirigiendo y protagonizando una película después de estar tres años completamente desaparecida de la gran pantalla.

Su partenaire es ni más ni menos que Mel Gibson, un intérprete con el que ya trabajó en el western Maverick y que necesita desesperadamente un buen papel para hacer un comeback en toda regla.
El Castor, una de las películas más originales del 2011, llega a España el próximo 27 de mayo.

El protagonista del tercer film como directora de Foster es un hombre deprimido que utiliza una marioneta en forma de castor para poder comunicar lo que su traumatizada personalidad le impide decir.
Un papel único en la filmografía de un actor que entró en el proyecto para sustituir a los inicialmente tanteadosJim Carrey y Steve Carell.
Una decisión personal de Foster de lo más curiosa, si tenemos en cuenta lo diferente del perfil del actor australiano y sus competidores.
Menos polémicas son las presencias de Anton Yelchin (Star Trek) y Jennifer Lawrence (Winter’s Bone), dos de los actores más prometedores del nuevo Hollywood.
El primero, sin ir más lejos, ha participado hasta en 9 películas en los últimos años y es el protagonista de dos de las tres escenas escogidas por Summit Entertainment para iniciar la campaña de promoción de una de las películas que más expectativas despertarán en los próximos meses.
El Castor no atraerá las masas de público de un blockbuster pero las expectativas ante el primer papel de Gibson después de estallar su último escándalo público son altísimas.
Como prueba está el hecho de que el estreno de la película, que llegó a sonar como una potencial candidata a los Oscars recientemente entregados, sufrió un retraso de varios meses con la esperanza de que el actor depareciese un poco de los medios.
Una pena, porque El castor pinta francamente curiosa.
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