La gente me llama loco, los niños me escupen por la calle, la gente intenta apartar la mirada cuando me acerco, pero no me importa cuando sé que hablo desde mi verdad: Código Fuente sigue teniendo su punto.
Hala, ya lo he dicho.
No será una obra maestra ni cambiará la historia del cine, pero la trama de este filme, que se estrenará el 20 de Abril en España, me sigue atrayendo más que la del noventa por ciento del cine actual.
Ahora podemos ver sus cinco primeros minutos, en los que aparentemente no pasa nada pero que revisitaremos una y otra vez a lo largo de la película, por lo que supongo que momentos como el de alguien derramando café sobre el zapato de nuestro protagonista tendrán importancia testimonial antes de que llegue la explosión y estos cinco minutos se reinicien de nuevo, todo ello con la intención de encontrar al tipo que puso la bomba en el tren en cuestión.
Es un argumento intrincado, hay que suspender mucho la incredulidad, pero creo que mezclará Atrapado en el Tiempo con un thriller actual con varios giros al fiinal, así que me resulta imposible decirle que no.
Duncan Jones (Moon) ha dirigido un título que parece interesante y efectivo.
Ahora solo falta que la gente supere su odio irracional contra Jake Gyllenhaal y quiera ver el filme.
Y si no lo hacen por Gyllenhaal (que desde Prince of Persia es normal aborrecer), que lo hagan por Michelle Monaghan (Salidos de Cuentas), Vera Farmiga (Up In The Air) y Jeffrey Wright (Quantum of Solace), que prometen interpretar una película interesante, por mucho que su guionista me de la misma seguridad que el guionista de Species IV.
Ni que fuera el mismo, vaya.
De momento, hasta las críticas negativas (que son las menos) aprecian lo atrevido de la propuesta, aunque todo parece indicar que a Duncan Jones le ha apetecido hacer algo tan grande que, por momentos, se le ha ido de las manos.
Por suerte, el gran número de críticas positivas hace pensar que luego vuelve a coger el argumento, repleto de puzzles y de giros de guión, hasta llevarlo a buen puerto.
Digan lo que digan, hay ganas.
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