Las intenciones de Caperucita Roja son tan obvias que no tengo muy claro si me dan ganas de aplaudir o de abuchearla.
Tras ser despedida vilmente de la saga Crepúsculo después de haber dirigido su primer capítulo, la cineasta Catherine Hardwicke reutiliza uno a uno los elementos que convirtieron la adaptación de las novelas de Stephanie Meyers en un éxito mundial: un triángulo romántico de amor imposible, una puesta en escena a medio camino del drama cursi y el terror gótico y unos protagonistas adolescentes con los que la audiencia pueda identificarse (y engancharse).
La nueva Caperucita roja llega a los cines españoles el 22 de abril.
Después de cumplir a la perfección en películas como Querido John o Mamma Mia, Amanda Seyfried tiene una oportunidad para consagrarse como estrella juvenil dando vida a Valerie, una joven atrapada entre el amor de dos jóvenes: un chico introvertido y atractivo del que está enamorado y el hijo de una adinerada familia con el que debe casarse.
Cuando está a punto de fugarse con el primero, aparece muerta la hermana de Valerie, asesinada a manos de un hombre lobo que permanecía escondido en las inmensidades del bosque.
El pacto de no agresión entre éste y la comunidad ha llegado a su fin.
Si algo demostró Avatar el pasado año es que la audiencia no tiene ningún problema en tragarse las historias de siempre cuando les cambian un poco el envoltorio.
La Caperucita de Hardwicke sigue este camino: conscientes de que la saga protagonizada por Edward y Bella llegará a su fin el próximo año, la Warner Bros.
se adelanta a sus rivales e intenta encontrar la nueva saga romántico – gótica de la década.
Los anuncios de la película dejan claro que el look lo tiene, ¿serán capaces también de salvaguardar la esencia de los relatos de Meyers? Leer más sobre Caperucita RojaVía