Siempre me ha llamado la atención la relativa esquizofrenia que se gasta Dreamworks Animation (empresa que, por cierto, ya nada tiene que ver con su matriz Dreamworks, propiedad ahora de Disney).
En los últimos años tan pronto nos traen intentos por ser tomada en serio como una alternativa en serio (la excelente Cómo entrenar a tu dragón) como intentan agotar la gallina de los huevos de oro que les ha llevado a una crisis creativa considerable (las eternas secuelas de la saga Shrek).
El 17 de junio comprobaremos de qué lado de la balanza cae Kung Fu Panda 2, secuela para uno de los títulos más estimables y carismáticos salidos de la factoría dirigida con mano de hierro por Jeffrey Kratzenberg.
Lo cierto es que, si bien yo nunca he sido un fan del estudio, hay razones para mantener la esperanza: la primera de ellas la contratación de Guillermo del Toro como asesor creativo de la empresa.
El cineasta mexicano, el mismo que está viendo como sus proyectos son cancelados o retrasados una y otra vez por múltiples razones (las fallidas adaptaciones de El hobbit o En las montañas de la locura son un buen ejemplo), se encarga de supervisar los conceptos y artes conceptuales de los nuevos trabajos de la multimillonaria y muy rentable Dreamworks.
De hecho, Kung Fu Panda 2 es el primer título en el que el director de El laberinto del fauno ha intervenido.
Aunque las bases de la saga ya fueron sentadas por la más que correcta primera entrega, el nuevo vehículo al serivicio vocal de Jack Black (Florentino Fernández en nuestro país) regresará el próximo verano con las intención de engatusar a crítica y público por igual.
Los más de 600 millones de dólares recaudados en todo el mundo demuestran el interés de la audiencia en las aventuras del panda Po.
El nuevo capítulo, que servirá a la animador Jennifer Yu para debutar como directora, recupera la acción poco después del final del primer film.
Kung Fu Panda 2 arranca con un Po completamente feliz al proteger el Valle de la Paz junto a los Cinco Furiosos… hasta que su nueva vida es amenazada por la aparición de un oscuro villano que planea usar un arma secreta imparable para conquistar China y destruir el kung fu.
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