El nombre de Eric–Emmanuel Schmitt nos deja a la gran mayoría igual, la película El señor Ibrahim y las flores del Corán no tanto.
El guionista de una de las mayores joyas del cine francés de la pasada década sigue abriéndose camino en su carrera como director y tras la simpática ópera prima que fue Odette, una comedia sobre la felicidad, el cineasta salta de nuevo al ruedo con el drama Cartas a Dios.
Los españoles podremos verla a partir del próximo viernes 15 de abril.
Oscar, un niño de diez años, está internado en un hospital infantil.
Ni sus padres ni los médicos se atreven a decirle la verdad sobre su enfermedad.
Sólo Rose, la repartidora de pizzas, una mujer de bruscos modales, es capaz de ganarse su confianza y entretenerlo.
Un día, le propone un juego: imaginar que cada día que pasa equivale a diez años, de modo que, en unos días, Oscar alcanzaría una larga vida.
Además, para conseguir que el niño hable de sí mismo, lo anima a escribirle a Dios.
En sus cartas, Oscar confiesa sus alegrías y sus penas, sus miedos, su primer amor, sus sensaciones ante el paso del tiempo.
Así, entre Oscar y Rose se va fraguando una amistad muy particular.
Es leer la premisa y ver el trailer español de la cinta y queda claro que Schmitt quiere hacer llorar a sus espectadores.
Y si es posible hasta la deshidratación.
Si bien la adaptación de la novela Oscar y la dama de rosa del escritor Albin Michel no parece ser horriblemente manipuladora y excesiva en sus dramas (no al estilo Precious, al menos), no tiene ningún problema en aspirar a ser emotivo y lacrimógena.
Cartas a Dios se une al reducido pero interesante grupo de películas que abordan la amistad entre un chaval y una persona mayor, ya casi anciana.
Up, Cinema Paradiso o Regreso al Futuro son la demostración de que esta premisa puede desarrollarse de maneras inimaginables.
Ahora sólo falta que esta película francesda se acerque al nivel de semejantes obras maestras, todas cada uno dentro de su género.
Con llegar a la mitad de su nivel yo (y cualquiera con un poco de buen gusto) me conformaría.
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