Sus fans españoles (especialmente las madrileñas, en cuya ciudad ya ha estado anteriormente) deben estar tirándose de los pelos: Robert Pattinson presentó ayer Agua para Elefantes en Barcelona acompañado de Reese Witherspoon, coprotagonista del drama romántico que llegará a las salas españolas el próximo 6 de mayo con la esperanza de repetir los más que aceptables resultados económicos conseguidos a su paso por las carteleras americanas.
Lo que no ha funcionado tan bien como debería, si nos fiamos de la crítica americana, es la química entre Witherspoon y Pattinson, que ayer se mostraron cariñosos y accesibles con los cientos de aficionados que les esperaban a las puertas del cine barcelonés en el que se preestrenaba el film.
El que pasó más desaparecibido fue Chistoph Waltz (Malditos Bastardos), el oscarizado actor que compone el tercer vértice al triángulo sentimental sobre el que gira la película de Francis Lawrence.
Agua para Elefantes supone un nuevo intento para el actor inglés de romper con la imagen de icono adolescente y romántico que tiene por su intervención en la saga Crepúsculo.
Anteriormente, el drama romántico pero maduro y nada idiota Recuérdame fue incapaz de llevara a las adolescentes a las salas de cine.
Con su nueva película, las cosas parecen ir yéndole mejor a un actor que ya ha declarado en múltiples ocasiones no estar muy contento con las secuelas que tiene dar vida a alguien tan mediático como Edward Cullen.
Agua para Elefantes: fotos de la gran premiere con Robert Pattinson y Reese Witherspoon en BarcelonaLos resultados del film en la taquilla norteamericana confirman que Agua para Elefantes es la más exitosa y rentable de las pruebas de Pattinson con más adulto: durante los próximos días la pelicula de Lawrence alcanzará sólo en Estados Unidos el controlado coste (38 millones) de un film que parece haber costado mucho más.
Ahora sólo falta que el mercado internacional acabe haciendo honor a su fama de devorador de best sellers y acabe convirtiendo a la película en un éxito, algo que no se puede decir de los anteriores intentos de los actores de la saga Crepúsculo por ponerse serios.
