Hubo un tiempo en que las películas llegaban a un lugar del corazoncito de los espectadores del que dificilmente salían. Eran los tiempos en que no existía internet, en los que íbamos al cine sabiendo de una película sólo lo que veíamos en el programa semanal de televisión dedicado al cine, y algún artículo en la revista de turno.
Y poco más. Por eso, llegabas al cine sin saber muy bien qué ibas a ver y salías sorprendido por lo que habías visto. Eran los años 80, y de esa época son las películas que hoy han facilitado el trabajo a los realizadores de Hollywood.
Cazafantasmas supuso toda un revolución entre la chiquillería de entonces, y su secuela, todavía más. Hoy puedes ver una serie de vídeos que recogen el trabajo de los especialistas en efectos especiales que dieron forma a los entes sobrenaturales y fantasmales que aterrorizaban a la ciudad de Nueva York. Cazafantasmas 2 nos dió más de lo mismo, pero mejor. Tenía más presupuesto y además, ya teníamos una idea de la trama y lo que podíamos esperar de ella. Contábamos con los mismos actores y estos habían conseguido hacérnoslo pasar estupendamente. Ahí es donde tengo un problema. Mis amigos siempre me han preguntado cómo es posible que no me guste un actor tan estupendo como Bill Murray. En estas dos películas está la respuesta, precisamente, por su papel de doctor estúpido y absolutamente insoportable.Pero si los actores eran buenos y trabajaban bien (a excepción de ya-sabes-quien), los que de verdad molaban y llevaban la acción donde tenía que ir eran los fantasmas. Hoy, habrían sido realizados con animación CGI y con un poco de tiempo, lo habrían tenido arreglado. Pero entonces la tecnología no daba para tanto y los efectos especiales eran más artesanales y daban más trabajo.Basta con pegar una vista a la cámara de vídeo que lleva la persona que aparece en uno de ellos para darse cuenta el nivel tecnológico de la época. Marionetas, señoras disfrazadas de moco verde, escenarios bien colocados, disfraces, mucho maquillaje y animatrónics eran las herramientas para conseguir esos efectos que tan maravillosos nos parecieron entonces. Y que lo son, aún hoy.Vía