Crítica: Super 8, un homenaje a los 80 con personalidad propia

J.J. Abrams suele causar una gran expectación en todos los proyectos en los que se involucra, tanto series de televisión, como películas, y después se le pretende juzgar por las expectativas más que por lo que ha creado, pero esta vez con Super 8, nos lo ha puesto difícil para hacerle una mala crítica, y consigue una estupenda película con un fuerte aroma a Spielberg y un uso magnifico de la nostalgia.En 1979, Joe pierde a su madre en un accidente de trabajo, y tras unos meses intentando acostumbrarse a su nueva vida junto a su padre, que es ayudante del sheriff, llega el verano, donde encuentra una manera de olvidarse de todo, rodar una película de zombies junto a sus amigos.

Durante el rodaje de esta película, en un rodaje nocturno, los chicos son testigos de un espectacular accidente de tren, que iniciará una serie de extraños acontecimientos. Durante los siguientes días, el ejercito invadirá el pequeño pueblo, y las desapariciones de personas se hará constante, lo que hará que Joe junto a sus amigos intenten averiguar que es lo que está pasando, y su descubrimiento será sorprendente.A estas alturas es difícil que nos sorprendan con una película de alienígenas, pero J.J.

Abrams nos plantea una película llena de inocencia, que sorprende por no intentar explicar complicadas historias, ni crear sangrientas matanzas. El director se conforma con explicarnos una historia sencilla de aventuras juveniles, que con la gran factura de la que puede presumir, la convierte en una de las mejores películas del año, y les está apoyando tanto crítica como público, que mantienen a la película en lo más alto de las taquillas.La elección del reparto es una de las claves del éxito de Super 8, ya que consigue con las interpretaciones de los niños conectar con el público, y aunque todos están excepcionales, destacaría al protagonista Joel Courtney, que debuta con esta película, y a la ya veterana Elle Fanning, que con sus escasos trece años, ya tiene un largo curriculum en pantalla. Otra de las actuaciones que se agradecen es la de Kyle Chandler, al que todos deberíais recordar de la gran serie Friday Light Nights, que está muy bien en su papel de padre viudo y ayudante del sheriff.Los efectos especiales es otro de los aciertos de esta película, ya que creo que simplemente es un acompañante de la historia, y no intenta quitar protagonismo a lo que está pasando en pantalla. Pero a pesar de no ser la base de la película, están realmente logrados en los dos o tres momentos claves donde resaltan, y sobre todo en el accidente inicial del tren, una escena realmente impresionante en pantalla grande.La influencia de Steven Spielberg se nota mucho en esta película, y aunque sólo ejerza de productor en Super 8, su estilo es evidente en cada escena, y nos encontramos con los tan comentados referentes de Los Goonies y Encuentros en la Tercera Fase, e incluso comentan muchos que E.T., pero yo diría que esta referencia es un poco forzada. Supongo que estas influencias no habrían sido suficientes para sorprendernos, y es la combinación con el estilo de J.J. Abrams lo que la hace tan atractiva.Pero no todo van a ser buenos comentarios hacia la película, y hacia la parte final nos encontramos con dos momentos que a mí personalmente me dejan un poco fuera de juego. No voy a comentar nada sobre ellos para no perpetrar ningún spoiler, pero la resolución de la película me parece demasiado edulcorada y un poco incongruente con el resto de lo visto. Por suerte tampoco es algo tan grave como para estropear todas las virtudes anteriores.Super 8 es una película que puede gustar a la gran mayoría de público ya que combina diferentes estilos sin alejarse demasiado de su estilo central en ningún momento. Hay película que ganan mucho en pantalla grande, y Super 8 es sin duda una de ellas, lo único que podría dañar la experiencia de su visionado son las expectativas, así que olvidad todo lo que os he dicho, y enfrentaros a ella, sin ningún tipo de idea preconcebida, sólo hay que disfrutarla como los niños protagonistas.