Vamos a ponernos en situación.
Justin Bieber y su novia Selena Gómez (la más odiada por las beliebers) se deciden a dar un paseito una tarde cualquiera por las calles de Nueva York.
Es un día caluroso de este verano 2011, y entonces Selena, tiene un antojo (antojo de capricho, no de embarazo).
“Justin, baby, quiero un heladito, que tengo mucho calor”.
“Claro cariño, ahora mismo te compro uno, ¿de qué lo quieres, fresa o chocolate”.
Conversación dramatizada, ojo.
Entonces Justin se percata de que lleva cartera, pero que dentro de la misma no lleva ni un dólar.
Nada.
Cero.
Momentazo embarazoso donde los haya.
¡Pero no! Porque allá donde estén Justin y Selena siempre hay un fan (o varios cientos) que los observan, escuchan sus conversaciones y esas cosas, y ese fan que estaba cerca de la pareja en ese momento se ofreció amablemente a pagarle a Justin el helado al que quería invitar a Selena Gómez.
Vamos, que el fan fue el que invitó a Selena, ya que Justin y ella aceptaron.
O sea, Justin gana miles de millones de dólares, tiene dinero para comprar la heladería y es tan cutre que va sin dinero por la calle con su chica.
Selena, la culpa es tuya, porque quien con niños se acuesta, ya sabes como se levanta… Justin y Selena son muy amables.
Justin le llamaba cariño y Selena también le llamaba de alguna manera cariñosa, pero con los nervios no me acuerdo .
Fan Justin Bieber (traducción libre)Bueno, al menos el fan se quedó contento, y esta historia pasará a esa lista de momentos memorables que contar a sus futuros nietos.
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