Consuela mucho saber que, al igual que nosotras, las famosas también sufren en sus carnes la ansiedad y los malos ratos de la “operación bikini”, porque no hay nada más frustrante que luchar en vano contra los gofres invernales que se quedaron pegados a las cartucheras.
Es el caso de Jessica Alba, que está que se tira de los pelos porque le está costando lo suyo volver a recuperar la escultural silueta tras el embarazo de su primera hija, Honor Marie.
Como los kilos son su peor enemigo, ha decidido hacer frente común por aquello de que la unión hace la fuerza, y ha puesto a dieta a toda su familia.
Lo que peor le sienta a sus michelines son las comidas preparadas y los hidratos, y no contenta con dejar de comerlos ella, se los ha prohibido hasta a su propia madre, incluso cuando salen a comer a algún restaurante, según ha dicho una fuente cercana a la actriz a la revista Life and Style Weekly: “Para estar delgada necesita que todos coman como ella.
Incluso en los restaurantes, Jessica le dice a su madre que se aleje de esas comidas”.
Jessica, consciente de que la dieta no da resultados si no es acompañada por ejercicio regular y constante, ha hecho acopio de fuerzas y hasta se ha apuntado a un gimnasio.
No sé de qué se queja tanto, si con todo el dinero y tiempo libre que tendrá, puede dedicarle a su cuerpo todas las horas diarias que le hagan falta, que tampoco tienen cosas mucho más importantes en las que pensar.
Lo que me da miedito es el carácter que se le tiene que estar poniendo.
Bueno, a ella y a toda la familia, que a mí cada vez que he intentado ponerme a dieta me han entrado los siete males.
De todos modos yo las dietas las hago de dos en dos, porque con una sola me quedo con hambre…Vía
