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Damages 3×13 The Next One's Gonna Go In Your Throat. Review

Pues ya lo tenemos aquí, el desenlace de la 3ª temporada de Damages y, seguramente, de su historia; un final algo acelerado y más largo de lo habitual, aunque no han sido los 90 minutos que dijeron en su momento.

Tengo que admitir, por eso, que el capítulo The Next One’s Gonna Go In Your Throat ha sido de lo mejor que se ha visto en esta temporada, aunque alguna que otra licencia sí que se han tomado, como lo del coche que le roban a Ellen, pero vayamos por partes.

La primera imagen que se nos aparece es una Patty Hewes en Mayo de 1972, paseando por el campo y llegando a una granja donde hay caballos, algo que ya nos hace adivinar que los sueños que lleva teniendo desde hace tiempo van a tener una explicación.
El granjero en cuestión dice llamarse Julian Decker, un individuo que recordaréis porque se supone que era un arquitecto interesado en Patty.
Una de dos, o Patty lleva alucinando desde hace semanas o ha proyectado la imagen de este hombre en el granjero porque no se acuerda de él y porque, en verdad, le mola.

Vimos en el capítulo anterior que el padre de Leonard se había hecho pasar por Stuart Zedeck, aunque no tenemos ni pajolera idea de cómo ha conseguido todos los datos y medios necesarios para lograrlo.
El abogado, Stuart y Joe Tobin están flipando mucho y empiezan a sospechar de Leonard, ahora que Joe le ha echado de sus vidas.
Luego veremos, para más sorpresa del personal, que el padre de Leonard también ha dado con la habitación de hotel de Joe y, haciéndose pasar por personal de mantenimiento, dará con un maletín repleto de billetes y el sobre en el que Louis Tobin confiesa todo su fraude.
Parece claro, visto lo visto, que actúa bajo las órdenes de su propio hijo, que está cursando su propia venganza.
Ellen Parsons ha quedado con Wes en un bar y le pregunta, sin rodeos, por el asesinato de su prometido David y por el hecho de que él fuera policía y no se lo dijera.
Es entonces cuando Wes, por un oportuno deseo de confesión, lo suelta todo: que es poli, que trabajaba con Rick Messer porque estaba entre la espada y la pared, que Arthur Frobisher fue quien mandó asesinar a David, etc.
Ella le dije que no quiere juzgar a nadie, que prefiere dejarlo pasar todo, pero Wes actuará por libre cuando se acerca a Frobisher y, con un arma apuntándole, le exige que confiese los asesinatos de David y de Rick.
Al fin, es detenido.
¿Qué pintaban el actor y la editora, entonces? Pues absolutamente nada; un medio facilón, absurdo y tedioso para provocar que Arthur medio confesara que tenía a un policía compinchado con él.
Vamos, la forma de que Ellen supiera quién había sido el asesino de su prometido con una subtrama que han alargado demasiado y, sobre todo, le han dado un protagonismo totalmente gratuito.
Otra subtrama de la 3ª temporada, aunque ésta sí es crucial para el devenir de la historia, es la del hijo de Patty Hewes y su novia Jill.
Ésta había aceptado el dinero de la suegra a cambio de desaparecer, aunque su real pretensión era la de estafarla y rodearse de lujos.
No contenta con eso, queda con Patty y le restriega lo perversa que es ella también cuando quiere.
El golpe maestro de Patty dejará muy claro que a mala no la gana nadie: Jill es detenida bajo las influencias de la abogada con los cargos de acostarse con un menor de edad, irá a la cárcel y se quedará sin hijo y sin novio.
Tom Shayes, mientras tanto, ha alquilado un coche para hacer la transacción del dinero que ha prometido Leonard Windstone, aunque éste no se fía ni de él ni de Patty Hewes, solamente está tranquilo cuando se dirige a Ellen, por eso queda con ella en el coche y le da los papeles firmados de su inmunidad; eso sí, le roba el bolso sin que ella se de cuenta.
Joe Tobin, a todo esto, está perdiendo del todo los papeles, no atiende a razones de nadie, ni de su madre, cuando le confiesa que el fraude que hizo su padre fue por su culpa, por devolver un dinero que Joe había prometido devolver a ciertos clientes.
Éste, al enterarse, se da a la bebida -de nuevo- y echa a su madre de su vida y de su familia, por eso, decide ir a hablar con Patty Hewes y confesarle, por ejemplo, que ella mandó asesinar a Tessa Marchetti y que Danielle no fue jamás amante de su marido, que todo fue una treta para engañar a Joe.
Más tarde, la vemos rememorando viejos vídeos caseros, una despedida de todo lo que ha tenido y que se la ido desvaneciendo, y es que Marilyn se suicida tirándose al río East.
Cuando tiene lugar la transacción en el apartamento de Leonard, Ellen se marcha con el dinero, el abogado de Zedeck amenaza y apuñala a Tom con el fin de sonsacarle el paradero de Leonard, éste reaparece, se produce una pelea, Leonard termina aparentemente asfixiado, Tom medio muerto y Ellen, en el coche, con un dinero de mentirijilla y sin los papeles, unos papeles que Leonard le había dejado en el bolso y devuelto en el coche mientras ella subía al apartamento.
Tom Shayes logrará ponerse en pie y llegar hasta su casa, donde le está esperando el borracho de Joe Tobin, quien termina por ahogarle en el váter y arrojándolo al container famoso.
Es extraño que, habiéndose dado cuenta Ellen de que el dinero de la bolsa no era tal, no hubiera vuelto al apartamento.
En cambio y muy oportunamente, va a casa de Patty Hewes y allí se encuentra al enfurecido de Michael; ambos la buscan pero no está por ninguna parte.
Cuando Ellen está en la calle y recibe la llamada de Patty, alguien le roba el coche.
Seguidamente, tiene lugar el accidente de coche que llevamos viendo desde el primer día y ¿quién era el que conducía? pues Michael.
Uno: ¿a qué leches viene robarle el coche a Ellen? Dos: ¿Cómo narices sabía que su madre iba a estar en ese cruce si la estaba buscando en su casa? Ahí sí que nos han colado un buen gol.
Al final, Tom Shayes muerto, Marilyn muerta, Joe detenido, Jill encarcelada, Arthur Frobisher detenido, el resto de la familia Tobin muerta, Ellen triste y Patty Hewes desolada, pero no por Tom, por sus decisiones del pasado, como la de abortar intencionadamente a su hija Julia por pura ambición profesional.
¿Ha merecido la pena? Desde luego que no.

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