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Mujeres y Hombres y Viceversa: Maite expulsa a Iván entre lágrimas, destrozada

Maite, después de aguantar los desbarres de Iván en Mujeres y Hombres y Viceversa acaba diciéndole que no se cree que el mundo esté contra él.
Y es que Iván ha entrado en plató diciendo que se arrepiente del otro día haber dado imagen de violento, pero ha seguido casi igual porque según él los demás pretendientes están todos en contra de él.

Iván advierte a Maite, como si estuviera descubriendo la pólvora, que casi todos los que están ahí sentados “son más falsos que Judas”.
Y es que se ha hecho una foto dando un beso a una chica, y a nadie le parece bien que haga esas cosas, pero él dice que se hace esas fotos es porque no tiene nada que ocultar.

El más falso dice que es Alonso, porque por detrás con Maikel se lleva de maravilla, pero delante de cámaras lo pone verde.
Alonso dice que no se da por aludido y que podría ser que “tú sí que puede que seas un falso, yo no estoy preocupado de lo que pasa fuera”.

Por fin Fabian centra a la gente.
“La cuestión es tu actitud ante una mujer, la falta de respeto que mostraste ante ella, si tú demuestras esta actitud ante las cámaras, qué no demostrarás cuando estés a solas.
Si no respetas a una mujer no respetas a ninguna”.
Qué bien hablado este Fabian, parece que hemos cambiado de canal y todo.
Y termina su exposición Fabian con un dicho, “actuar está muy bien, siempre que no te pillen haciéndolo, y a ti te han pillao”.
Iván, reconócelo, no tienes forma de defenderte.
Y Pipi le pide que centre la situación, que pida perdón y que deje de intentar justificarse.
Maite no sabe qué hacer y entre lagrimillas comenta: “yo puedo perdonar una infidelidad, porque aquí estamos mucho tiempo, pero lo que yo no podría perdonar es una tomadura de pelo, no quiero que me tomen el pelo y que aquí haya una persona que realmente no esté por mi´”.
Pues hija, no se nota… que el pelo ya te lo han tomado, y mucho.
Él le ofrece quitarse el cartel e irse, “aunque no es lo que quiero, te lo advierto”.
Maite se pone a llorar (¡qué raro!) diciendo que esto la supera y parece que lo va a echar, pero ojo, que llora sin lagrimas.
Y sí, al final lo echa y ella se va un rato fuera también.
Entre bambalinas se derrumba y en las escaleras llora y llora y llora.
Y esta vez sí tiene lágrimas, porque se le ha corrido el rimmel.

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