Siguiendo con la emocionante saga de capítulos que nos han traido los chicos de Malviviendo, a continuación os ofrecemos los dos últimos capítulos de la misma, donde Peter McDowell terminará por el momento su destartalado recorrido por tierras andaluzas.
En el cuarto capítulo titulado Do you like los melones?, Peter despertará en el club después de una larga noche de desenfreno, pero sin un duro.Resulta que su cariñosa amiguita le ha desplumado y además le ha dejado atado a la cama.
Sin embargo, el güiri tiene grandes recursos y consigue alcanzar la llave de las esposas con las que está amarrado y salir airoso del asunto. Sin embargo, después debe enfrentarse a otro problemilla en el camino y es que, no tiene nada que llevarse a la boca.
Como si fuera un vagabundo se pone a rebuscar comida en los cubos de basura, pero sólo encuentra un mísero churro. Menos mal que en ese momento aparece un amable hortelano que le invita a comer fruta, en concreto, melones.
Este peculiar frutero le lleva a un huerto no demasiado seguro. Cuando están a punto de llevarse un melón a la boca, les sorprenden fuertes disparos provocados por el vigilante del huerto, nada más y nada menos que un ciego pegando tiros a lo loco.
Aunque son momentos de tensión, ambos consiguen escapar ilesos, eso sí, cada uno por su lado.
El pobre Peter se ve más sólo que la una, así que decide buscar un sitio para echar una cabezadita y encontrar un poco de tranquilidad. Sin embargo, más que tranquilidad se encuentra con un medio yonki que le mete un susto de muerte.Este suceso le hace reflexionar y darse cuenta de que ése no era un buen sitio para descansar.
En el último capítulo titulado No country for blond men, nos queda bastante claro que el rubito londinense las va a pasar negras si quiere quedarse a vivir en España. Sin dinero y sin un lugar a donde ir, Peter vaga por las calles sin rumbo. Menos mal que aparece un simpático jornalero y le ofrece trabajo en el campo con su tío.
Aunque Peter no está acostumbrado a este tipo de trabajos, acepta encantado la oferta, ya que es lo único que puede hacer para conseguir algo de dinero.
Cuando llega al huerto y conoce a su jefe, le entra un poco de miedo en el cuerpo y creerme que le entraría a cualquiera viendo a semejante especímen dando unas voces de infarto.
Bajo el nombre de Perico, así apodado por su audaz capataz, el güiri comienza a trabajar sudando como nunca lo había hecho antes.
Sin embargo, al final del día la recompensa es grata ya que, gracias a un duro día de trabajo, ha conseguido algo de dinero con el que poder ir tirando.
Muy agradecido con el capataz, grita su felicidad a los cuatro vientos.
Justo en ese momento pasan por allí dos rumberos con mucho salero que, después de ver el chorro de voz que se gasta Peter, le ofrecen un nuevo trabajo en el mercadillo.
Aunque Peter no sabe muy bien lo que le depara este nuevo trabajo, ni tampoco si volverá a ver al capataz, se dispone feliz y encantado a emprender nuevas aventuras.
Ahora os dejo con los vídeos de estos dos últimos capítulos, que os aseguro no tienen ningún desperdicio, en especial, el capataz con voz de pito.
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