Lo de Guillamet no sé cómo enfocarlo; podría escribir todo lo que he visto o podría inventármelo todo, que a lo mejor acierto.
José Guillamet, el leridano, se ha dedicado a flirtear con las dos pretendientas, María y Piedad, hasta que han tenido que ser ellas las que tomaran alguna decisión.
A todo esto, ha contado más mentiras que Pinocho y, como bien dice el refrán “se coge antes a un mentiroso que a un ciego”, y María le caló ya a los pocos días.
Lo fuerte del caso es que a María le pone que le mientan (es la única mujer del planeta que le gusta eso).
María, en su afán de flirteo y tonteo para con Guillamet, se ha currado hasta una camiseta ilustrando a la feliz pareja en el paraíso.
Pero al paraíso que se va solo Guillamet, que ha decidido despachar también a María (Piedad, de tanta borrachera de Guillamet se tuvo que ir a pasar la resaca en su casa).
Vaya un tipo más cerrado y bizarro.
De pronto se saca la camiseta y casi viola a María en las duchas del campo de fútbol como que le come la oreja a Piedad.
Y todo, para querer quedarse solo.
Si es que la felicidad que dan los melocotones y las peras no tiene parangón; ¡y no te cuento las manzanas!Fotografía