Todo proceso de adaptación es duro pero la madurez está en aceptar los cambios de la mejor manera posible y quedarse con lo bueno.
Después de unas semanas de incertidumbre respecto el rumbo que estaba tomando la sexta temporada de Anatomía de Grey estamos envueltos por un halo de optimismo tras la emisión del capítulo titulado I Saw What I Saw.
En él los guionistas se esforzaron por mantener la tensión dramática y lo que hay que celebrar es que lo consiguieron con creces sin recurrir a los aspectos de la vida personal de los protagonistas.
El capítulo 6 de la sexta temporada comienza con la muerte de una paciente y a partir de ahí se desarrolla la trama dando saltos hacia el pasado para revisar lo que pasó en una noche de guardia desde diversas perspectivas.
El punto de partida es la comisión a la que se tienen que exponer los doctores que estuvieron en ese turno para acabar concluyendo de quien ha sido la culpa de la muerte de esa paciente.
Y es que lo que podía ser calificado de error habitual en un hospital se convierte en motivo de una extensa investigación teniendo en cuenta el proceso de reestructuración de personal tras la fusión del Mercy West y el Seattle Grace que está viviendo el centro hospitalario.
El caso de este episodio sirve para confirmar definitivamente que la rivalidad entre los trabajadores del Mercy West y el Seattle Grace está repercutiendo negativamente en el día a día del hospital y es algo que debe acabar.
Al final del capítulo se acaba concluyendo que la responsable de la negligencia es una de las nuevas caras, que acaba siendo despedida, pero todos los doctores se dan cuenta que tal despiste les podría haber pasado a todos y cada uno de ellos.
Cristina, la más firme y dura de las doctoras, acaba por aparcar la rivalidad con los recién llegados.
Aunque Derek da un paso más a la hora de llegar a conclusiones.
Porque mientras el jefe Webber necesitaba saber qué había pasado para exigir responsabilidades, el doctor Shepherd le plantea si está mirando hacia el lugar adecuado, ya que la causa de la muerte de la paciente fue un cúmulo de despistes y de desorganización general.
El personaje de Patrick Dempsey le dice al jefe que el hospital actualmente es un caos y que, por tanto, el responsable de la organización y poca estabilidad del personal es él.
La única pega del capítulo es la trama de la crisis matrimonial entre Alex e Izzie, algo totalmente ilógico y poco creíble.
La verdad es que la ausencia de Katherine Heigl de la serie como consecuencia de su rodaje de una nueva película se podría haber resuelto de otra manera.
No tiene sentido ninguno que Izzie haya sido despedida y que desaparezca del mapa dejando a su marido.
Pero bueno, nos quedaremos con lo bueno, esa descripción exhaustiva de una noche en Urgencias del hospital y la demostración de la humanidad de los doctores.
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