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Pekín Express: todos contra Meritxell y Alazne

Décimo tercero día de la ruta de Pekín Express y el último en la China Comunista.
Los concursantes deben llegar a Hong Kong y pasar así al Nepal.
Una etapa muy importante enla que la rivalidad ha empezado aflorar.
Bueno, de hecho más que aflorar ha entrada en el juego como un elefante en un jardín: aplastando cualquier resquicio de buen rollo.

El resumen es sencillo.
Todos contra Alazne y Meritxell.
Los viajeros las acusan de todo: de hacer teatro y pasarse el día llorando (¡como para no darse cuenta!), de no integrarse, de sobre-estresarse, de estar “locas perdidas”, de querer dar pena y de ser muy traicioneras (cosa que también es bastante innegable).

Los más duros con ellas, como siempre, son la pareja de policías, Fran y Merino, que llaman a la niña, sin tapujos, “histérica” y hasta “subnormal”.
Que nos gusta la diplomacia de estos chicos.
Aunque también es verdad que su cara es tan expresiva cuando se las encuentran que no haría falta “desir nada más”, citando el clásico.

Madre e hija, más chulas que un ocho, creen que todo arrancó la primera vez que ganaron la inmunidad y que ahora, todo el mundo se quita las máscaras.
Pues miren: no.
Son ustedes muy cargantes.
Porque es verdad que lloran más que Bustamante en sus tiempos, porque tienen un punto repelente, que nos reiríamos todos del porcentaje de Nagore de Gran Hermano si en este programa se nominara y expulsara el público.
Lo que es innegable es que estas chicas tienen la suerte de cara, vaya que más que una flor en un determinado lugar, tienen toda una jardinera.
Lo de llorar, señores, sigue siendo rentable.
Que darán rabia, sí, pero ellas pasito a pasito nunca llegan más allá de en tercer lugar.
Fotografía

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