Cuando Alberto parece decantarse por una de sus chicas en Granjero Busca Esposa, nos sorprende con una actitud más que cariñosa con la otra pretendienta.
Así, si hoy tuviéramos que apostar lo haríamos por Ana.
Pero como parece que motiva mucho la parte sur de su anatomía y no sabemos si también el norte, a ratos, parece que no hace ascos a Mónica.
Alberto –no podemos evitar volver a mostrar asombro por el increíble parecido con Pulpillo de Gran Hermano- ha vuelto a dar lecciones hoy de elegancia ante sus mujeres.
En la primera mañana de trabajo les ha soltado un “¿habéis visto que huevos más gordos tiene el toro?”.
Es una versión un tanto primitiva del “¿estudias o trabajas?”, pero parece que con estas chicas resulta porque una le ha contestado “sí, sí, va sobraíto”.
¿Hace falta “disir nada más” como decía el mítico entrenador?Después de siglos de lucha feminista, Alberto no se ha cortado un pelo en llevar a Mónica y a Ana a una feria ganadera como quien lleva un florero o en un símil que le sea más cercano, una vaca bien hermosa.
Las chicas no sólo no se han molestado, si no que se han escotado todo lo posible y parecían encantadas.
Ahora bien, ojito con los celos de Alberto: sus caras mientras las muchachas hablaban con otros ganaderos no dejaban lugar a dudas.
De hecho, Mónica, previsora, ya ha afirmado rotunda que si no se quedaba con Alberto, bien podría hacerlo con algún otro ganadero.
Lo de esta chica es ir al grano.
Que Mónica empieza a dudar de ser la favorita es evidente, pero de momento no se rinde.
Eso es porque no ha escuchado a Alberto asegurar que la que mejor se adaptaba y trabajaba era Ana.
Y tampoco sabe del acercamiento en el tractor… qué romántico…Por fin, Alberto ha protagonizado el primer intento de beso medio formal (porque intentar sobarlas, lo intenta desde el minuto 1).
En el tractor, y a dos milímetros de Ana, ha probado suerte.
Esta vez no la ha tenido, pero seguramente haya sido más por estrategia de la candidata (mantener la miel casi en los labios, y nunca mejor dicho) que no por ganas.
Aunque la verdad, no sabemos si estas chicas están interesadas en Alberto, o en su granja, ya que a ratos le tratan como al típico pesado de bar (que, en muchas ocasiones, efectivamente, lo es).
Habrá que esperar más programas para valorar a la nueva versión de Pulpillo –qué bien le va el apodo-.
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