La edad es un grado y como la experiencia de los mayores no hay nada.
Eso es lo que dicen siempre nuestro padres y nosotros hemos sido obedientes y nos lo hemos creído.
Desde luego, viendo el caso de Fred Bowers, no hay lugar a dudas de que esta gente sí que sabe.
El hombre de 73 años se planta en el concurso de Britain’s Got Talent a mover el esqueleto, hacer pasos de break que son un poco torpes pero que no dejan de sorprender teniendo la edad que tiene y el aparente físico frágil y destartalado.
La sorpresa en el casting fue monumental y provocó aplausos de público y jurado, cuyos votos lo llevaron a la semifinal, a competir junto a Susan Boyle.
Pero Fred Bowers se pasó de listo; hace años que cobra del Estado un subsidio de 1200€ por invalidez y tiene además un coche prestado y adaptado totalmente gratis.
Pero como él dice, “mi pierna izquierda sigue sin funcionar, por eso no corro por el escenario y la mayoría del trabajo lo hago con el cuello, la cabeza y la espalda.
Y no veo cuál es el problema porque es mi pierna lo que está mal.
No mi espalda, mi cuello o mi cabeza.
(traducción libre).
Seguramente tenga razón y la pata mala no la ejercita pero se está enfrentando a un juicio popular, el peor que hay, que está ávido de sucesos así, aparentemente fraudulentos, escandalosos y, sobre todo, mediáticos.
Tampoco lo ayuda el hecho de que lleve años bailando en clubs nocturnos los 7 días de la semana de 11 de la noche a 4 de la madrugada y todo originado por una ruptura con su novia, pues del cabreo que tuvo se tiró al suelo y empezó a rodar por el suelo y “descubrí que podía hacer breakdance (traduccción libre)”.
Este Fred es la leche, el abuelo marchoso y pillo que todo nieto desearía.
No sé si ha estafado al Estado o no, pero a mi me cae bien y espero que se conserve así de bien y siga moviendo los huesecillos muchos años más.
Vía