Cada vez que termina Sé lo que hicisteis el viernes, Patricia Conde sale corriendo como una loca para coger un avión e irse a Mallorca con su novio nuevo, Carlos Seguí, ese que es joven, rico y guapo.
Y aquí la tenéis, paseando por la ciudad con él, que le enseña sus lugares favoritos.
Patricia no puede parar de mirarlo, de tocarlo, de poner cara de boba, y sobre todo no puede parar de meterle (un poco) mano.
El culo es su parte favorita de la anatomía, parece, porque no lo agarra por la cintura, le agarra directamente el culo.
Sí, es verdad, tiene pinta de posesiva, como dicen las malas lenguas.
Pero no pasa nada, él tiene la misma pinta de enamorado que ella.
Por cierto, llevan un detalle de esos de enamorados, las mismas gafas blancas los dos.
Vaya par de tortolitos.
Al final del paseo acabaron en una tienda de ropa, él mirando camisas y ella asesorándolo.
Lo ha logrado “a mí se me conquista insistiendo mucho”.
Pues la tiene conquistada.
Y de qué forma.
Patricia Conde enamoradísima de su novio nuevo.
No para de tocarle el culoVía
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