Que los urbanitas sabemos poco de la vida en el campo está claro y Granjero Busca Esposa nos lo demuestra cada semana, pero una cosa es que nos descubran la vida rural y la otra, es que hayan encontrado especímenes que cualquiera diría que jamás han convivido en sociedad y que ni siquiera tienen unas conductas mínimas de higiene personal…Pedro es, sin duda, el más “especial”, el chico ha contado que tiene 6 amigos por lo menos (uhhhh… menuda vida social intensa).
El granjero cuando quiere decir que una chica está buena sólo dice que era “grandota y aparente”, así que si elige a la chica más grandota, debiera tenerlo claro.
No me extraña, no obstante, que el chico no tenga amigos porque el chaval no se lava los dientes y lo cuenta abiertamente.
Es más, dice que sus amigos –sus 6 amigos- no se lavan tampoco los dientes y a veces “se comen el hocico” con chicas.
¡Que venga la NASA que en Cuatro han encontrado el eslabón perdido!La discusión sobre la higiene de la boca (y de paso sobre los bajos… puah…) ha sido digna de un sketch de Faemino y Cansado.
¿De qué cueva han sacado a este hombre? Las chicas le han obligado a lavarse los dientes y lo han peinado en plan moderno, pero Pedro está convencido que si se lava los dientes le saldrán caries (curiosa reflexión…).
Antonio ha llevado a sus chicas a unas olimpiadas rurales y las chicas no han parecido muy contentas de jugar con burros: Guaci se ha enfadado cuando le ha pedido que besara a un burro.
No me extraña.
Las mujeres han estado mucho más contentas con la idea de subirse al tractor, sobre todo Raquel que ha llegado a conducir autobuses y todo.
El granjero, con todo lo “echao pa’lante” que parecía al principio, se ha visto muy apurado al pedir cita a Guaci y no a Raquel, lo que la segunda se ha tomado como un rechazo en toda regla.
Esta chica no debe haber visto nunca el programa y tener en cuenta aquello de que los últimos pueden ser los primeros… La cita, desde luego, no ha ido nada bien, y la pretendienta ha aprovechado para ponerle los puntos sobre las íes y dejarle claro que no le hace ninguna gracia sus bromitas pesadas.
