Un poco de todo.
Eso es lo que hubo en el programa especial de castings de Operación Triunfo 2009.
Pocos realities levantan tanta expectación y tanta asistencia de aspirantes.
Bueno, puede que Gran Hermano, sí lo haga, aunque cuando uno se presenta a Gran Hermano, no va acompañado de padres, hermanos, primos, vecinos… Y no se forma esa ensalada de gritos cada vez que alguien pasa a la siguiente fase.
Gente con mucho talento, gente con mucha formación y gente con mucho morro.
Me gusta ver los castings de Operación Triunfo porque me da la sensación de que Noemí Galera y los suyos cobraban demasiado, así que verlos aguantar el tipo ante caraduras que desafinan como un gato arañando una pizarra, siempre me ha parecido una especie de justicia divina.
Pero no todos son soplagaitas, o “echaos pá’lante” con poca vergüenza.
Algunos aspirantes rezuman ilusión, talento y ganas de trabajar por cada uno de los poros de su piel.
Es el caso de Samuel, de Almería.
Ya se presentó al casting de dos ediciones anteriores del programa, y la propia Noemí le instó a seguir estudiando, formándose.
Cuando pusieron su casting en televisión, su madre se lo grabó para motivarle, y tuvo éxito porque el muchacho se animó, y ha estudiado seis años de violín y dos de coro.
Jovencito, una monada de chico.
Y encima con gran corazón, porque dijo que este año le urgía especialmente lo de entrar en la Academia para poder ayudar a sus padres, porque su padre, que es fontanero, se ha quedado en paro.
Y prueba de que lo apoyan orgullosos es que han estado toda la noche con él haciendo la cola para el casting.
También el caso de Marta, de Barcelona, que a pesar de sus diecisiete añitos nos deleitó con seguridad con temas como el de la película de ‘Flashdance’.
La propia Noemí le dijo que se notaba que había preparado muy bien el casting, que además de “tener gracia”, había acertado con los temas que había elegido, pero que no se relajara porque a veces eso no era suficiente.
O Silvia, también de Barcelona, que con sólo 16 añitos es la aspirante más joven, anuque no por eso la menos madura.
Además de una gran voz, tiene las cosas muy claras: “Creo que valgo y con vuestra ayuda podría dedicarme a ello.
No vengo a que me lo den todo hecho, vengo a ganármelo”Aunque sin duda, la estrella de estos castings ha sido Elías.
Tiene veintidós años, y viene de Almendralejo, un pueblo de Badajoz.
Estudió peluquería pero lo dejó para ayudar a sus padres que se dedican a la venta ambulante (sí, sí, venden malacatones), aunque tiene claro que lo que le gusta de verdad es cantar.
Tiene buena voz, aunque ni papa de inglés, pero le da igual porque se inventa las letras (canta en plan guachimeeiiiijaaander, y se queda tan ancho).
Pero lo mejor de todo es que tiene argumentos y morro para convencer de que el idioma es lo de menos, porque OT es para aprender: “No tengo morro, sólo me presento a un programa que supuestamente es para aprender”.
No tiene morro, tiene morrazo, aunque tanto descaro le ha valido para ganarse la simpatía del jurado y colarse en la gala del domingo.
Ojalá pase a la Academia, y que le pongan muchas canciones en inglés, que seguro que con él, tenemos politonos para rato…Si no lo pudiste ver, ahora tienes la oportunidad de volver a echarte unas risas con el desparpajo de Elías.
Fotografía
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