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Gran Hermano 10: Iván, el ganador, llega al plató

Apenas ha entrado por la puerta del plató, una avalancha de amigos y familiares ha abrazado y estrujado a Iván, el flamante ganador de esta edición de Gran Hermano, hasta el infinito.
No ha sido el caso de la mayoría de sus excompañeros, que le han dado una bienvenida algo fría y un poco como por cumplir.

Pero él en cuanto ha visto a Almudena, se ha olvidado de todo lo demás, y la ha cogido en brazos para tirarla hacia arriba como si se tratara de una niña pequeña.
Sólo ha sido capaz de pararse cuando se le ha acercado Orlando, y ambos se han fundido en un abrazo sobrecogedor, de los más sinceros que he visto en mi vida como telespectadora del programa.

Ya después de saludar a Mercedes Milá, Iván a empezado enseguida a sincerarse, y el primero del que ha hablado ha sido de su “gran hermano Orlando”: “El único defecto que le he visto ha sido el de ser un poco ambiguo.
Porque cuando él veía algún problema, miraba para otro lado.

Y yo a Orlando le tengo mucho afecto, por eso precisamente me duelen más algunas cosas”.
A lo que la presentadora ha replicado: “Eres un picajoso, seguro que Orlando ha tenido que tener mucha paciencia contigo, además de ejercer de psicólogo”.
Los vídeos que le ha tocado ver a nuestro ganador, eran bastante menos agradables que los que han visto los otros dos finalistas, ya que él ha tenido que mantener la pose dignísima mientras oía como el resto de exconcursantes le llamaban de todo menos guapo: “me da asco”, “es un egoísta, un falso, un gilipollas”, “me resulta patético, es un egocéntrico”, “roba comida de la nevera”, “es el garbanzo negro de esta familia”.
Él enseguida se ha defendido: “Yo en la casa entré con mal pie, con una prueba que perdí, pero luego se ha demostrado que todos podemos perder.
Julito, tú me dijiste que hay que ser humilde y pedir perdón.
Pero tú fuiste descubierto haciendo trampas en una prueba, nos fastidiaron el presupuesto de toda la semana, y yo estuve todos esos días sin tabaco.
Pues aún estoy esperando que vengas a pedirme perdón, que prediques con el ejemplo”.
Ha habido una pequeña pausa en el asalto, para cantarle cumpleaños feliz a Liz (esto parece un trabalenguas, cumpleaños feliz-liz-liz).
Como conclusión, unas palabras conmovedoras y llenas de sinceridad: “Volvería a repetir todas mis vivencias dentro de la casa.
Ya sé que ahora tenemos muchas cosas que decirnos, pero quiero pedir que no nos ofendamos, digamos todo lo que tengamos que decir.
Yo vengo preparado… Almudena ha sabido ser una competidora leal, le importaba tres narices que la nominaran por acercarse a mí.
No me voy a olvidar de ella.
Los que me conocen saben que no me olvido de la gente.
Nunca”:¿Y qué mejor final que recibir el premio en metálico de las manos del mismísimo Ismael, ganador de la primera edición de Gran Hermano? Iremos calentando motores para el último Gran Debate, que seguro que no decepciona…Fotografía

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