Las series sobre jóvenes solían ser de guapos, ricos y bien parecidos chavales y chavalas.
Esto, en las amildonadas cadenas americanas.
Poco tenían que ver con la realidad estas series que irrumpían en las televisiónes americanas.
Mientras, en el Reino Unido, los jóvenes retratados eran muy diferentes.
Asociales, marginados, hijos de una sociedad obrera, con los que era fácil identificarse.
Y soeces, malcarados y malhablados.
Misfits recogió esa tradición de series juveniles “reales” y además, dotó a sus protagonistas de poderes.
Sus tres primeras temporadas mantuvieron más o menos un grupo de personajes fijos.
Se habían hecho populares y los especatadores se habían encariñados con ellos, pero comenzaron los problemas para los productores.
Primero, el actor Robert Sheenan, el más carismático del grupo decidió probar suerte, con bastante fortuna en el cine y otras series.
En la tercera temporada fue sustituído por otro actor, con un personaje tan controvertido como el suyo, pero que no acabó de ocupar su lugar.
Cuando iba a comenzar la cuarta temporada, Lauren Socha, la inimitable Kelly, tuvo un problema con la ley y terminó, como su personaje, cumpliendo condena de cuatro meses, con lo que quedó excluída de la serie.
El resto de actores habituales acabó yéndose también y en la temporada han tenido que incorporar a nuevos protagonistas, manteniendo a Rudy como nexo de unión.
Después del corte puedes ver tres escenas del quinto episodio de la temporada, en la que se ven envueltos en cada vez más problemas y empeorándolos debido a su particular forma de ser.
Como puedes ver, nada que ver con Sensación de Vivir.
Y nosotros que nos alegramos.
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