
La edición de octubre de la revista francesa Premiere saca en portada a Megan Fox, la gran e incombustible Megan Fox, a colación de la película que protagoniza estos días: Jennifer’s Body, un bodrio de proporciones titánicas pero que tiene una tía buena como protagonista que se desnuda y que, encima, se besa con otra chica.
La chica es muy guapa, no lo niego, pero no entiendo por qué iba ella a necesitar de los retoques fotográficos.
Me ha llamado la atención la fotografía en la que lleva una camiseta roja de tirantes y la minifalda negra por dos motivos; el primero es que “le han puesto” unas tetas enormes, mucho más grandes de lo que las tiene ella realmente, aunque eso puede ser debido simplemente a que se haya puesto un wonderbra.
El otro motivo no da lugar a dudas de que el retocador profesional de Premiere (o el que haya distribuido las fotos) se ha pasado 7 pueblos a la hora de ajustarle el estómago.
No es que lo tenga plano, ¡es que lo tiene cóncavo! o sea, que lo tiene hacia adentro, tal y como se observa por la sombra que hace la camiseta.
Totalmente irreal o digno de una anoréxica en avanzado estado de desnutrición.
Tanto si es una cosa u otra, están dando un pésimo ejemplo.
Punto rojo para Premiere y para Megan.
Megan Fox para la revista PremiereVía