Nuevo capítulo de Lost, LaFleur, y tras el esperado The Life and Death of Jeremy Bentham, esperábamos un bajón de emociones en la serie, pero no ha sido así, ya que el capítulo de esta semana plantea un nuevo escenario con infinitas posibilidades, y es uno de esos episodios que nos dan aquello que nos gusta de Lost: el equilibrio perfecto entre sorpresas y emoción.
Sin duda, el protagonista absoluto del capítulo es Sawyer, para deleite de las muchas fans de Josh Holloway.
En la cuarta temporada echamos de menos un episodio dedicado a él (de hecho fue el único de los personajes principales que se quedó sin), pero en LaFleur esto se ha cubierto con creces.
Él y su capacidad de timar son sin duda las estrellas de la función.
Además, este capítulo, como he dicho, nos introduce un nuevo escenario en el que parece que nuestros losties se van a quedar bastante tiempo, y nunca mejor dicho: la Isla durante los años 70, la época de esplendor de la Iniciativa Dharma, antes de la fatídica purga.
Sin duda un escenario que va a dar muchísimo de sí.
El capítulo se abre recordando cómo Locke se adentró en el pozo para recolocar la rueda mueve-Isla y acabar con los saltos temporales.
Antes de terminar en su destino temporal definitivo, Sawyer y compañía paran momentáneamente en una época que es todo un guiño a los fans de la mitología de la serie: la era en la que la inquietante estatua de los cuatro dedos estaba completa.
Sólo dura un instante, e inmediatamente después acaban definitivamente en la época de Dharma.
El capítulo bascula constantemente, en la mejor tradición lostiana, entre esa época, 1974, y tres años más tarde, 1977, lógicamente para coincidir en paralelo con la llegada de los supervivientes del 316 de Ajira Airways y su reencuentro con Jin en su dharmaneta.
El mayor momento de sorpresa se produce cuando se nos presenta esa época de Dharma de 1977, y unos operarios se dirigen a hablar con un tal LaFleur, jefe de seguridad de Dharma, que no es otro que… ¡Sawyer! Pues sí, el simpático sureño ha usado sus mejores dotes de timador para hacer un hueco para él y sus amigos en la Iniciativa Dharma, de ahí que, tras esos tres años, hasta el bueno de Jin ha aprendido a hablar inglés.
Pero no es el único cambio ocurrido en los tres años transcurridos.
El más sonoro, como admirador de Juliet que me declaro, es que ella y Sawyer están ahora juntos, como una pareja feliz.
Tantas miraditas no podían presagiar nada bueno… Y es que el roce hace el cariño.
Antes de eso, en 1974, Sawyer y compañía recuperan al pobre Faraday, aún hundido por la muerte de Charlotte, y acaban rescatando a una mujer de Dharma, Amy, que está a punto de ser ejecutada por los Otros, los Hostiles como la Iniciativa los llama.
James se inventa una historia, diciendo que son los supervivientes de un barco que buscaba el Black Rock (a eso se le llama improvisar, parece Kevin Spacey en Sospechosos Habituales), del cual es el capitán, James LaFleur, y que están buscando al resto de sus compañeros.
Horace Goodspeed, al que ya conocíamos del pasado de Ben y de las visiones de Locke, es el líder de Dharma, y no acaba de creer a Sawyer, pero cuando el líder de los Hostiles aparece para preguntar por qué han matado a sus hombres y han roto la tregua, el timador ve el momento idóneo para intervenir y ganarse la confianza de Horace.
Y es que el líder de los Otros es, lógicamente, el imperturbable, en todos los sentidos, Richard Alpert, y Sawyer le cuenta en privado que sabe lo que ocurrió en 1954 con el asunto de Jughead y la aparición de Locke, que es a quien está buscando.
Magistral como el señor Ford juega sus cartas a dos bandas, aprovechando su información al máximo.
Así pues, ya tenemos a nuestros losties perfectamente integrados en la comunidad Dharma.
Y permitidme que os diga que es precioso el momento en que Faraday descubre, cómo no, a Charlotte niña, y ella lo mira.
Él sabe que no podrá hacer nada para evitar su muerte porque, como él dice, “whatever happened, happened” (que casualmente es el título de un futuro episodio del que lógicamente tengo muchas ganas).
Y en el presente del capítulo, es decir, 1977, tenemos a Sawyer viviendo felizmente con Juliet (como para no ser feliz…), la cual asiste en el parto a Amy, que ahora es pareja de Horace.
Y por primera vez, la doctora Burke consigue su sueño: lograr que ni madre ni bebé mueran en un parto en la Isla (por cierto, ¿será alguien ese niño nacido en 1977?).
Está claro que lo que hace que los partos sean mortales en la Isla, en esa época aún no ha hecho efecto.
¿Será Jughead? ¿Será el Monstruo de Humo Negro? ¿Será la barba de Jack?Pero como no todo podía ser estabilidad para el sureño, algo viene a romper la tranquilidad.
Y es que, tras un diálogo con Horace en que le confiesa que se puede olvidar a alguien tras tres años, va el bueno de Jin y le llama para decir que se ha encontrado con unos amigotes.
Sawyer acude, y éstos no son otros que Jack (gran intercambio de miradas), Hurley y… Kate.
Al ver a su adorada Freckles, la cara le cambia completamente a James Ford.
Y con esa carita de cordero degollado se acaba el episodioBien, ahora se plantea una situación muy interesante para todo seguidor de los líos amorosos de la serie: tenemos ya no un triángulo, sino un cuadrángulo amoroso en este reencuentro tras tres años.
Sawyer y Juliet de pareja, y Jack y Kate que acaban de serlo.
¿Qué pasará? Se admiten apuestas.
Un capítulo que marca sin duda el inicio de una nueva etapa en la temporada, con un escenario que ya tiene pinta de mantenerse hasta la season finale, en la que seguramente vamos a ver la escena de inicio, con Faraday y el carismático doctor Marvin Candle en La Orquídea.
Y además ha sido un episodio muy equilibrado, con un par de momentos emotivos y alguna que otra sorpresa, que, como todos los buenos capítulos de Lost, se hace corto.
Y se nos deja con la intriga de saber dónde estarán Sayid y Sun (bueno, a ella se la pueden quedar escondida).
Además, queda por descubrir si Locke, Ben y los otros supervivientes del Ajira 316 están realmente en la actualidad o… en la misma época, que ya me lo creo todo.
Pero lamentablemente tendremos que esperar no una, sino dos semanas para el siguiente capítulo, Namaste, que tiene toda la pinta de ahondar más en la Iniciativa Dharma.
Os dejo aquí la promo.
Parece que Sayid lo va a pasar un poco mal, ¿no? En fin, esta espera va a hacerse eterna.
Ahora nos vendría bien un salto temporal.
¡Mueve la rueda, Ben!Fotografía