A cuadros se debieron de quedar los fans que acudieron a ver a Britney Spears al concierto que daba en Vancouver cuando, después de cantar tan sólo tres temas, la cantante abandonaba sin dar ningún tipo de explicación el escenario.
Veinte minutos después, la organización avisaba de que el motivo por el que la cantante había parado el concierto, era porque el ambiente estaba demasiado cargado de humo y resultaba “insano” para ella y para sus bailarines.
De modo que se invitó a los asistentes a que dejaran de fumar cigarrillos y marihuana, y cuarenta minutos después, Britney accedió a continuar con el espectáculo.
Sobra decir que a su regreso al escenario, la abuchearon, y con razón, por aquello de que “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, y más sabiendo que ella es una fumadora empedernida.
O al menos lo era, que lo mismo con tanta desintoxicación ahora le ha cogido alergia a la nicotina.
Al término del concierto, y antes de abandonar el escenario la “Madre Britney de Calcuta” se permitió el lujo de dar consejillos a sus fans, como que condujesen con cuidado, y que tuvieran cuidado con las drogas, aullando en plan grito de guerra “no fuméis marihuana”.
A mí me recuerda un poco al gag ése de Les Luthiers de “jóvenes, no os metáis en el mundo de las drogas; ya somos muchos y queda muy poca”.
Parece ser que los problemas de humo fueron causados por un fallo en el sistema de ventilación del recinto, porque por supuesto, los responsables del Orca Bay Sports and Entertainment negaron categóricamente que en el recinto se consumiese marihuana.
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