Miley Cyrus, que encarna a la ultrafamosísima Hannah Montana, tiene ya 16 años y lleva un tiempo recibiendo comentarios acusatorios de gente de su círculo instándola a hacer algo con su cuerpo.
Al ser una figura mediática, una estrella mundial de niños y adolescentes, las presiones para que empiece a hacerse retoques y dietas milagrosas son contínuas, y es que Miley no es un bellezón venezolano, precisamente, aunque personalmente la encuentre monísima.
Dice estar pasándolo bastante mal porque ella está feliz tal y como está y no está dispuesta a pasar por el quirófano ni a preocuparse excesivamente con su figura en general, por muy consciente que sea de que ella es un producto visual en el que se referencian muchos jóvenes.
Esta chica no gana para acosos, oye.
Sé que no voy a ser nunca como una modelo de 1´80 y con un cuerpo perfecto, por eso cuando la gente me dice que pierda peso o me ponga pecho, les digo que eso no me importa – Miley Cyrus (traducción libre)Lo que tiene claro es que no quiere seguir los pasos de Britney Spears o Lindsay Lohan, porque no quiere convertirse en una vergüenza para sus padres y, sobre todo, porque tiene una hermanita pequeña y no le gustaría que andaran metiéndose con ella, riéndose de su hermana la mayor porque se ha puesto tetas postizas o porque está anoréxica.
Además, por si la chiquilla no tuviera bastante, le están lloviendo críticas por su relación sentimental con Justin Gaston, modelo de ropa interior, y es que ser una chica Disney es lo que tiene, que tienes que dar una imagen de niña buena y ejemplar para los adolescentes americanos, esos que viven en casa con las armas de sus papás y que cuando se enfadan se van al cole a matar compis y profes.
No me quiero imaginar cómo harán si Miley empieza a siliconarse.
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