Twentieth Century Fox, productora de Me Llamo Earl, lo ha hecho oficial: la serie está muerta, a pesar de las noticias que han salido durante los últimos días sobre el posible cambio de cadena de la serie y de los esfuerzos de los fans por salvarla a través de Twitter.
La NBC decidió cancelar la serie el pasado mes de mayo, pero la productora tenía esperanzas en poder mantener la serie a flote vendiéndola a otras cadenas como la Fox, la ABC o TBS, la que parecía más factible.
Pero al final los números son los números y parece que económicamente hablando la serie no tenía viabilidad para las audiencias que obtenía.
En este caso el buen karma no ha dado sus frutos, ya que lo que se hubiese convertido en una quinta temporada ha quedado en el aire por motivos económicos.
De nada han servido los cuatro premios Emmy conseguidos a lo largo de los años, las dos nominaciones a los Globos de Oro o el recuerdo de aquellos 10 millones de espectadores por capítulo que consiguió en alguna de sus temporadas compitiendo con grandes series como House.
Caput.
Está muerta.
Con lo que se deben quedar tanto los productores como los actores de la serie es que Me Llamo Earl ha sido catalogada como un gran éxito en series de humor inteligente y puede presumir de gozar de la bendición de la crítica (si es que eso sirve para algo).
En el epitafio quedarán los nombres de sus responsables, Marc Auckland y Greg García, especialistas en el terreno del humor trasgresor, inteligente y casi surrealista.
De hecho, ambos pueden presumir ya de haber recogido un Emmy por sus labores como director y guionista en esta primera temporada.
Pero estos no son los únicos nombres ilustres que se deben destacar en la despedida final de la serie.
Me Llamo Earl le debe mucho al actor protagonista de la historia, el afamado Jason Lee.
Un auténtico referente en el cine independiente norteamericano, que además de su rol de protagonista ha querido participar más intensamente en la serie convirtiéndose en productor de la misma.
Me Llamo Earl supo ofrecer un irónico y atrevido punto de vista sobre la vida y sus convencionalismos.
A pesar de la aparente falta de inteligencia del protagonista, Earl fue tremendamente efectivo en su nuevo objetivo de vida: limpiar su karma.
La sitcom nos presentó una original manera de pasar revista a la sociedad que hemos construido.
Descanse en paz.
Vía
