Ya tenemos aquí el segundo capítulo, el segundo día de los últimos 9 que quedan para las vacaciones de los chicos de El Internado y seguimos teniendo emoción a raudales, misterios que se empiezan a desvelar y los personajes nuevos van mostrando, poco a poco, su pasado más o menos oscuro.
La semana pasada lo dejamos con los chicos pasados por agua en mitad de la noche, Noiret que le desvela a su hijastro que María no es su madre verdadera, que ella ha estado en un psiquiátrico y que tiene delirios, con lo que tenemos a Iván más perdido y desconcertado que nunca.
Vamos a descubrir más cosas de la enfermedad de Héctor, del pasado de María, Marcos descubrirá cosas desagradables… A partir de ahora, todo serán spoilers.
La primera escena del capítulo nos pone los pelos de punta; vemos a Amelia inducida por Camilo a asesinar a alguien que tiene la cabeza tapada.
Cuando le dispara descubre que el sujeto es su hermano Fernando.
Por suerte, ha sido una pesadilla, pero ella no se fía y le llama por teléfono.
El hermano se da cuenta de la carga que le supone y decidirá quitarse la vida.
Algo que ella todavía no sabe.
Los chicos aparecen de nuevo en el escondite de la ermita, grabando todas las pruebas que inculpen a los asesinos de El Internado para poder enseñarlas a la policía antes de que sea demasiado tarde.
Están buscando un buen escondite para la cámara de vídeo y ahí es cuando Marcos se da cuenta de que sus compañeros siguen desconfiando de Amelia y de que él se chive.
Marcos, como es normal, se indigna y se marcha, ¿a dónde? pues a la cama de Amelia, que ahí al menos se está más a gusto que en una cueva frío y mohosa.
Pero hay un tema que vuelve a ser actualidad: la pistola de Amelia; y ya nos hace sospechar que es por algo.
Las niñas Paula y Evelyn, después de una pelea con su eterno enemigo Javier Holgado, deciden acabar con todas las cosas del internado que puedan servir de armas y tirarlas a la basura; así nadie se pegará con nadie y no habrá más violencia (parece un spot de Manos Unidas).
En mitad de su cruzada, Lucas les dará la pistola de Amelia, escondida en el desván.
Pero como siempre pasa, acaban siendo descubiertas, esta vez por su hermano Marcos, que las ve en los pasillos cargando una bolsa enorme.
Ahí es cuando Paula le dice que Amelia tenía una pistola de verdad y se la enseña.
Oh, sorpresa; Marcos se acaba de dar cuenta de que todos sus amigos llevaban razón pero, oh, sorpresa, parece que todavía le está dando un voto de confianza y se va a su cuarto a hablar con ella.
Toda duda se disipa, eso sí, cuando estando en la habitación y Amelia en la ducha suena el teléfono y Marcos escucha el mensaje de voz de Noiret: a por los chicos, que están en los pasadizos.
Fin del rollete profesor-alumno.
Por otro lado, y después de las clases de Kung.
Fu, Iván se va a la cocina y le desvela a María que sabe lo de que dice que es su madre, pero no olvidemos que piensa que la chacha está loca de atar.
Y se lo dice.
Y ella no sabe qué contestar, sólo que ella dice la verdad.
E Iván le pide que le deje en paz y se marcha.
Y María se desmaya.
¿Por qué se desmaya? Pues no es por la tensión del momento, que quedaría super bien y super romántico, es porque algo tiene en la cabeza que no va bien, que hace 15 años estuvo 12 meses en coma (justo después de dar a luz) y eso tiene que dejar alguna secuela a la fuerza.
Volvemos a ver a Rebeca, la profesora nueva de Historia, que aparece sigilosamente en varias escenas pero sin saber muy bien para qué.
El personaje se va perfilando como un ser oscuro; esconde algo, eso está claro, y sólo sabemos que quiere fichar a Fermín para que la ayude a cazar nazis.
Fermín, como se verá al final, se mostrará partícipe y eso que insistía en decir que estaba fuera de todo ese rollo.
Por otro lado, tenemos a Hugo, el profesor de gimnasia, que ya ha tenido su primer “encuentro” con Noiret, pues le ha pillado amenazando a María por los pasillos y eso no le ha hecho ninguna gracia, ni a él verlo ni a Noiret que le descubriera.
Hugo es amigo y exalumno de Héctor, el cual sigue intentando hacer vida normal a pesar de que su enfermedad se lo va a llevar en pocos meses.
¿O no? Amelia descubrirá que la enfermedad es la misma que la que padece (padecía) su hermano y se lo comenta.
Y aquí es donde aparece en escena un nuevo personaje: Lucía, la doctora.
Cómo no, detrás de un espejo espía y con Noiret mientras Héctor está en consulta y acabando de ultimar detalles de su nuevo tratamiento experimental.
Como nos cuentan en la web, la relación de Lucía y Héctor acabará yendo más allá de los pinchazos y las pruebas sanguíneas.
Ya nos han estado enseñando, durante el episodio, al padre de Marcos, que sigue en la isla y amnésico.
Por un entendimiento por señas, imagino, consigue que el abuelo que lo acoge le muestre el punto exacto donde lo encontraran y allí, entre rocas junto al mar, descubre una mochila con un móvil dentro.
Ahí es cuando ya nos imaginamos que intentará llamar y que será Marcos quien reciba la llamada pero, un momento, ¿Andrés no tiene amnesia?¿No dice que no recuerda nada? ¿Por qué de su agenda escoge a Marcos, precisamente? Quizás sea que ha estado probando y hasta que no llama a su hijo no vemos la escena.
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Suena raro.
Y sí, el móvil de Marcos suena mientras los chicos regresan de los pasadizos, “Papá llamando“, solo que él no lo ve; todavía.
¿Cómo reaccionará cuando vea las perdidas de su padre?¿Pondrá la misma cara que pone para todas las escenas?¿Acudirán a Vicky la Hacker a que les rastree la llamada?¿Se irán de vacaciones a las islas griegas?¿Cuando aparecerá de nuevo la madre de Paula y Marcos? Fotografía