Impresionante lo de anoche en El Hormiguero con la estrella invitada, el showman Sacha Baron Cohen.
Todo fueron carcajadas desde el mismo momento en el que entró a plató y hasta más allá del momento de irse.
Allí que se presentó con unos shorts negro brillantes que mucho no tardaron en traicionarle y dejar a la vista cierta trempera (véase foto) pero que seguramente nadie percibió por las locuras y ocurrencias que Sacha soltaba sin ton ni son, mezclándolo todo con baile y movimientos subidos de tono y muy muy cerca del presentador.
Pablo, en un principio, intentó seguirle el juego alocado-gay al invitado pero, al poco tiempo, asistimos a un suceso único: a Pablo le estaba superando esa entrevista, no sabía reaccionar y pasó a estar en un merecedor segundo plano.
Después de la vergüenza ajena que pasamos antesdeayer con Matthew Fox, bien le venía un jarro de agua fría.
Sacha no dejó de bromear con la fijación de Pablo hacia sus partes e insistía e insistía en que él era fiel a su pareja, que dejara de insinuarse de una vez.
Luego, se levantaba y se ponía a hacer gestos pornográficos, a sentarse encima de Pablo, etc.
Sí que hubo un momento en que se le tuvo que parar los pies cuando hizo alusión a los morros de las hormigas y lo bien que servirían para que te hicieran una mamada, pero son los riegos de invitar a alguien así, ya se sabe.
No os la perdais, cada segundo es una carcajada y una lección para Pablo:
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