¿Quién me iba a decir a mí que resulta que Karmele Marchante, la colaboradora del programa Sálvame, es toda una máquina del sexo? Me cuesta un poco imaginarlo, la verdad, pero eso es lo que parece traslucirse del programa de hoy.
Todo ha empezado cuando, a raíz de sacar nuevamente a colación lo de que Kiko Hernández lleva más de un año sin mojar pan, Yurena (sí, esa que antes se llamaba Ámbar, y antes se llamaba Tamara, que cantaba aquello de “No cambié-no cambié-no cambiéeeee”), que estaba hoy de colaboradora-invitada, ha dicho que a ella le gustaría montarse un trío con Kiko y con Karmele.
Yo, de sólo imaginar la situación, pierdo el apetito (sexual y gastronómico) durante varios meses…Pero lo peor de todo es que Karmele se lo ha tomado muy en serio, y hasta ha dicho que le parece una buena idea porque, ella con tanta experiencia podría enseñárles muchas cosas a los dos pádowans (entiéndase aquí Kiko y Yurena-Tamara-Ámbar) (como detalle añadiré, aunque no venga muy al caso, que ésta última llevaba hoy tanta laca en la peluca, que casi podría decirse que tenía su propio agujero de la capa de ozono…).
Pues eso, que Karmele se ha confesado una asidua al Barrio Rojo de Amsterdam, y le encanta comprar juguetitos eróticos en los sex-shops.
Cuando Jorge Javier le ha preguntado cuál había sido su última adquisición, ella no ha sabido cómo explicarlo exactamente, y ha acabado diciendo que era “una cosa que parece una alcachofa” y que la tenía “guardada en la nevera”.
Y a mí me ha dado mal rollito de imaginarme esa nevera de Karmele, llena de verduras de verdad, y luego al lado la alcachofa sexual ésa que dice que ha comprado en Amsterdam.
Pero ella ha aclarado: “Tengo una nevera donde sólo guardo las cremas para la cara y las cremas para lo otro… Y la alcachofa la guardo ahí”.
Espero que con “las cremas para lo otro” se refiera a lubricantes, porque como le dé por ponerse ácido hialurónico antes de acostarse con un tío, menuda cortarrollos… El caso es que cuando Jorge Javier le ha preguntado qué cosas les podía enseñar a sus futuros discípulos sexuales, ella ha enumerado muchas cosas curiosas: que si el helicóptero, el pececillo, el ventilador… Hasta se ha levantado, dispuesta a hacer una demostración, pero cuando ha llegado al centro del plató ha cambiado de idea y ha dicho: “No hago nada aquí, que la alfombra está muy sucia”.
Esa bendita alfombra…Fotografía