Y es que en Gran Hermano las cosas cambian de la noche al día… si hace nada tuvieron la bronca del siglo, ahora Hans y Ángel se vuelven a llevar como si nada hubiera pasado, como si fuera el primer día en la casa espía, cuando se conocieron, y todo tiene una razón.
La razón para estas reconciliaciones repentinas, y estas exaltaciones de amistad que vemos en Gran Hermano siempre se deben (o casi siempre) a las fiestas de los fines de semana, cuando les dan alcohol, y todos se ponen contentos, se quieren, y se abrazan y dan besos.
Así que quedó claro para los dos, que Ángel al decir “convivo con algunos pero con otros no” estaba hablando de Indhira, y no de Hans, pero como Hans se puso como se puso (como se tenía que poner, porque yo tambié pensé que hablaba de él) pues Ángel pasó de decirle la verdad y prefirió enfadarse más que el propio Hans, y empezar la bronca, ponerse verdes, y decirse que eran unos falsos y todas esas cosas feas (que nunca se oyen en Gran Hermano).
Total, que llegó el momento abrazo, el momento superfrase de Ángel, “es una chorrada tío, nos llevamos guay”, y Hans se dejó querer y estuvo de acuerdo, con que era una chorrada, y con que se llevan guay.
“Te quiero un montón, decía Ángel,” y Hans sonreía, vamos, que no cabía en él.
Pero no os lo perdáis, minutos después, Ángel hacía un aparte con Gerardo (este hombre que nadie sabe muy bien todavía qué hace en la casa) y le confesó, en secreto, que “lo que he hablado con él me ha servido de mucho y ha estado muy bien… pero yo me fio mas de ti que de él”.
¡Toma ya! me están empezando a liar la cabeza… ya no voy a saber quién me cae bien y quién no.
Menudos líos raros que se traen…
