Gritando, como suele acostumbrar, nuestra amiga Belén Esteban decía en Sálvame lo siguiente: “vamos a ver quién puede más, si Campanario, Belén Esteban, me pongo yo antes, o Jesulín de Ubrique, después del juicio, a ver cómo acabamos” (Es muy desagradable escucharla hablar con ese tono de engreída y barriobajo.
Se preguntaba por qué la pretende denunciar la mujer del padre de su hijo “¿por amenazas?”, ella insiste en que no ha amenazado a la Campanario, en que sólo ha dicho que si maltratan a su hija le arranca la cabeza, “a ella y al padre, y cuelgo la cabeza en el comedor de mi casa con la boca abierta”.
Bueno, podría considerarse, ciertamente, que decirle a alguien que le vas a arrancar la cabeza sí es una amenaza, la verdad, pero no sé yo el concepto de amenaza que tiene la Esteban y sus pocas luces, seguro que para ella se trata de algo más explícito.
Campanario, por cierto, esta vez sí responde a los reporteros sobre el tema de la denuncia, “la denuncia la voy a poner, a mí no me amenaza nadie”.
Y por los abucheos de Más que baile, cuando le preguntan no quiere decir nada “yo no digo nada”.
Y no hace falta mujer, no hace falta.
