El capítulo de esta semana de Cómo Conocí a Vuestra Madre empieza bien y termina bastante triste, pero no vayamos a adelantar acontecimientos.
Robin y Don siguen saliendo juntos y parece que todo va super bien, a un nivel, incluso, que hasta se plantean el que ella se mude a casa de él.
Vale, todo ha venido por un malentendido, en el que Don le ha dicho de mudarse, la otra se ha puesto nerviosa y ha dicho que se lo podría pensar y resulta que él, solamente, le estaba pidiendo que se mudara de sitio, del sofá.
Luego, en el bar, Don ha empezado a enterarse de que Robin Scherbatsky tiene en su pandilla de amigos a dos exnovios: Ted y Barney, una situación que le resulta bastante incómoda y prefiere irse a pensar sobre ello.
Mientras tanto, Lily y Marshall vuelven de pasar un fin de semana fuera y cuentan a los chicos la anécdota de las camas.
Resulta que les habían dado una habitación con dos camas; estaban dispuestos a bajar a recepción para quejarse pero, en esas que se echan en la cama, y terminan por dormir 18 horas seguidas, hasta que la mujer de la limpieza increpa dando porrazos en la puerta y gritando que es hora del “chek out”.
Están tan flipados que deciden instalar en su casa dos camas, un modo perfecto de conciliar el sueño.
Incluso, plantean la opción de una 3ª cama, únicamente para tener sexo.
Como dice Lily, una cama muy muy sucia en la que practicar sexo.
A todo esto, Don ha estado pensando profundamente y decide que tiene que aceptar que Ted y Barney sean amigos de su chica, así que, para conciliarse con ellos, decide invitarles a su casa a cenar.
En ese momento, Barney suelta que tiene que recuperar a Robin.
Ted le dice que no sea niño, que sólo la quiere porque no la tiene, pero luego, al recuperar su carta (esa que siempre escribe tras una relación y para que la lea el “futuro Ted”) y releerla, se da cuenta de que la canadiense es la chica perfecta, que solamente bastaba esperar a que estuviera preparada para el compromiso, o sea, ahora.
Entonces, ambos discuten y se emborrachan a la vez para ver quién se merece más a Robin Scherbatsky.
Se gritan, se pelean, la llaman a ella para declararse y, finalmente, acaban en casa de Don para no se sabe muy bien el qué.
Coincide que la feliz pareja justo se iba a trabajar y se quedan los dos borrachuzos durmiendo la mona.
Cuando vuelve Robin, los despierta y les dice que se muda con Don y que, durante un tiempo, ya no formará parte del grupo, pues con ellos dos cerca, la cosa no iba a funcionar.
¿Quiere decir esto que no volveremos a ver a Robin con la misma asiduidad?Al final, Lily y Marshall tienen una pequeña crisis, porque el hecho de dormir separados transforma a Marshall en un ser muy sincero, tanto que echa a su mujer de la cama diciéndole todo lo que no soporta de ella cuando duermen juntos.
Pero se arreglan, no vayáis a creeros.
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