No es prepotente.
Es realista.
No es un creído, pero él mismo se denomina ferrari.
Asegura que no hay fémina que pudiera resistirse a sus encantos, y que si decimos que no le deseamos, estaríamos mintiendo.
Yo considero que en esta vida para querer a los demás, hay que quererse a uno mismo.
Yo soy una persona que desde primera hora de la mañana ya me gusta mirarme al espejo, arreglarme un poquito… y decirme ¡Qué guapo eres Rafa, hijo! ¡Qué tengas un buen día! – RafaDesearía ser feo por un instante para saber qué es lo que se siente.
No le hace falta abuela, porque ya se dice él solito los piropos todos los días.
Y está convencido de que si es portada de Interviú, esos ejemplares se agotarían el primer día (yo confieso que me compraría unos diez como mínimo).
Porque, seamos sinceras, este chico, aunque tenga el ego tan grande como sus músculos, no es que esté tremendo, es que está lo siguiente.
Lástima que ya tenga dueña.
Al menos Tamara nos deja al resto que disfrutemos de su novio (desde todos los ángulos posibles) en fotos, y que podamos verle una, y otra, y otra vez.
Rafa Mora, un Ferrari de carne y huesoFotografía