Las empresas españolas enfrentan desafíos tras el apagón que afectó la actividad económica.

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Un apagón que paralizó la actividad
El reciente apagón que afectó a toda España ha dejado una huella significativa en la economía del país. Durante casi doce horas, diversas industrias, desde la automotriz hasta la siderurgia, se vieron obligadas a detener su actividad, lo que ha generado un impacto económico difícil de cuantificar en las primeras horas tras el incidente.
Las empresas, especialmente en sectores como la hostelería y el comercio, han comenzado a evaluar las pérdidas, que la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) estima en aproximadamente 1.300 millones de euros.
Recuperación en el sector industrial
La recuperación ha sido desigual.
Mientras que la fábrica de Seat en Martorell y Ebro en la Zona Franca han reanudado sus operaciones con normalidad, otras como Volkswagen en Navarra aún luchan por reactivar su producción tras la interrupción eléctrica. La Unió Patronal Metal·lúrgica (UPM) ha señalado que, a pesar de contar con generadores, muchos sectores del metal sufrieron “perjuicios” significativos, especialmente en sus sistemas informáticos y operativos.
Impacto en el transporte y la logística
El sector del transporte también ha sentido el impacto del apagón. Los aeropuertos, aunque han logrado mantener la operatividad gracias a grupos electrógenos, experimentaron cancelaciones y retrasos. Aena ha informado que todos los vuelos programados deberían reanudarse, pero se recomienda a los viajeros que consulten el estado de sus vuelos debido a posibles reprogramaciones. En los puertos, la actividad se ha retomado con relativa normalidad, aunque la gestión de herramientas y sistemas de aduanas se vio afectada, lo que provocó colas de camiones en algunas terminales.
Desafíos para los autónomos y pequeños negocios
Los autónomos han sido uno de los grupos más perjudicados por el apagón. Lorenzo Amor, presidente de ATA, ha destacado que muchos negocios enfrentan pérdidas significativas debido a la falta de electricidad, que afectó la conservación de productos perecederos y la operatividad general de sus actividades. La falta de internet y líneas telefónicas en muchas localidades ha complicado aún más la situación, haciendo que la recuperación sea un proceso arduo y prolongado.