Análisis de la situación laboral y la importancia de la formación continua en mayores

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La realidad del desempleo en mayores de 55 años
En España, la situación laboral de las personas mayores de 55 años es preocupante. Según datos recientes, cerca del 40% de los individuos entre 55 y 64 años no se encuentra trabajando ni estudiando.
Este porcentaje es notablemente superior al de los jóvenes de entre 25 y 34 años, donde solo un 16,1% se clasifica como «ninis». La situación se agrava aún más en la población de más de 65 años, donde el porcentaje de inactividad laboral alcanza un alarmante 90%.
Factores que influyen en la inactividad laboral
La monografía titulada Formación, transición digital y calidad de vida de los mayores en España, elaborada por la Fundación BBVA y el Ivie, revela que esta elevada tasa de inactividad se debe, en parte, a las pensiones relativamente generosas en comparación con los salarios. En España, la pensión mediana se aproxima al 80% del salario mediano, mientras que en la Unión Europea es inferior al 60%. Además, solo un 11,6% de los mayores trabaja a tiempo parcial, en contraste con el 23,9% de la media europea.
La importancia de la formación continua
La formación se presenta como un elemento clave para mejorar la situación laboral de los mayores. Aquellos con un mayor nivel educativo tienden a participar más en el mercado laboral, siendo más empleables y productivos. Según el informe, los mayores con estudios medios tienen una renta mediana un 26% superior a la media europea, y un 18% más alta si poseen formación superior. Sin embargo, a pesar de estos beneficios, los mayores de 55 años enfrentan grandes dificultades para reintegrarse al mercado laboral tras un despido, concentrando el 45% de los casos de desempleo de larga duración.
La brecha digital y su impacto en la empleabilidad
Otro factor que limita la empleabilidad de los mayores es la falta de competencias digitales. Solo un 18,8% de los mayores de 55 años posee un nivel básico en habilidades digitales, y apenas un 16,3% cuenta con un nivel avanzado. Esta carencia no solo afecta su acceso a oportunidades laborales, sino que también limita su participación en programas de formación, que cada vez se realizan de manera más digital. La formación en competencias digitales se vuelve, por tanto, esencial para mejorar la calidad de vida y las oportunidades laborales de este grupo poblacional.