Las inversiones en vivienda en Barcelona han disminuido drásticamente en el último año debido a nuevas regulaciones.
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La situación actual del mercado inmobiliario en Barcelona
En el último año, el mercado inmobiliario de Barcelona ha experimentado una notable disminución en las inversiones por parte de particulares. Según datos recientes de la Cátedra Tecnocasa – UPF, las compras de inmuebles destinados a la inversión han caído al 23,9% de las operaciones, una cifra que contrasta con el 30% registrado el año anterior.
Este descenso se considera el más bajo en la serie histórica, excluyendo el parón ocasionado por la pandemia de Covid-19.
Barcelona, que durante años fue un destino atractivo para los inversores, ha visto cómo esta tendencia se ha revertido.
En 2016, los pequeños inversores representaban el 36,8% del mercado, superando la media nacional y a Madrid, otro de los destinos más destacados para la inversión inmobiliaria en España.
Impacto de la legislación en el mercado de alquiler
La reciente legislación, que incluye la ley de Vivienda y la ley antidesahucios, ha generado un clima de incertidumbre entre los propietarios. Estas leyes buscan proteger a los inquilinos de abusos y del aumento desmedido de los precios de alquiler, pero también han desincentivado a muchos propietarios a mantener sus inmuebles en el mercado de alquiler. Según Sergi Llagostera, presidente de la Associació de Propietaris de Catalunya, la seguridad de cobrar el alquiler se ha visto comprometida, lo que ha llevado a muchos propietarios a desinvertir y poner sus propiedades a la venta.
Además, la oferta de vivienda en alquiler se ha visto afectada, ya que muchos propietarios están optando por el “alquiler temporal legal”, considerado más rentable y seguro. Esta situación ha contribuido a una disminución de la oferta de alquiler, que en el tercer trimestre de 2024 mostró más bajas de contratos que altas, lo que indica una desaceleración en el mercado.
Desafíos para los compradores y la demanda de vivienda
A pesar de la caída en las inversiones, la demanda de vivienda ha crecido un 39% en 2024, impulsada por un acceso al crédito más asequible, flujos migratorios y una mejora en el empleo. Sin embargo, la oferta ha disminuido en un 9,3%, lo que ha creado una presión significativa en el mercado. José García Montalvo, catedrático de la UPF, describe la situación como una “caldera” con una “enorme presión”, donde la demanda supera con creces a la oferta.
Este desajuste entre la oferta y la demanda está agravando el problema de acceso a la vivienda para las familias más modestas, que se ven cada vez más excluidas del mercado. La escasa oferta pública de vivienda, donde el alquiler social apenas representa el 1,5% del total, agrava aún más esta situación.
