Alemania enfrenta un aumento en las bajas por enfermedad que afecta su economía y productividad.
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Un sistema generoso en crisis
Desde la implementación de la Ley del Seguro de Enfermedad en 1883, Alemania ha sido pionera en la protección de los derechos laborales, ofreciendo un sistema de bajas por enfermedad que es considerado uno de los más generosos del mundo.
Sin embargo, esta generosidad ha comenzado a ser vista como un lastre para la economía alemana. Según Oliver Bäte, presidente de Allianz, los trabajadores alemanes se ausentan una media de 15 días al año, en comparación con los ocho días de otros países de la Unión Europea.
Esta situación ha llevado a un debate sobre la necesidad de reformar el sistema actual.
Consecuencias económicas y propuestas de cambio
Las empresas alemanas están sintiendo el peso de este sistema, especialmente en un contexto económico complicado, marcado por la recesión y altos precios de la energía. Bäte ha propuesto la implementación de un ‘día de espera’, donde el primer día de baja no sería remunerado, lo que podría ahorrar hasta 40.000 millones de euros anuales. Esta propuesta ha generado controversia, ya que podría incentivar a los trabajadores a acudir al trabajo incluso cuando están enfermos, aumentando el riesgo de contagios y accidentes laborales.
Comparativa internacional y lecciones a aprender
Al comparar el sistema alemán con otros modelos europeos, se observa que en países como Gran Bretaña, los empleados no reciben remuneración durante los primeros días de enfermedad, lo que resulta en un menor número de bajas. En Suecia, aunque se eliminó el día de espera, se implementaron medidas innovadoras como la baja parcial, que permite a los trabajadores seguir laborando con horarios reducidos. Estas experiencias podrían servir de guía para Alemania, que enfrenta el desafío de equilibrar la protección de los trabajadores con la necesidad de mantener la productividad empresarial.