La economía de EE.UU. muestra un crecimiento sólido a pesar de la incertidumbre política.
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Un crecimiento inesperado en el PIB
La economía de Estados Unidos ha sorprendido a analistas y expertos al registrar un crecimiento del 2,3% en el último trimestre de 2024. Este dato, aunque ligeramente por debajo de las expectativas, refleja una resiliencia notable en un contexto de incertidumbre política y económica.
A pesar de las tensiones generadas por la nueva administración y sus políticas, el Producto Interno Bruto (PIB) se ha mantenido en una trayectoria positiva, cerrando el año con un crecimiento anual ajustado a la inflación del 2,5%.
Factores que impulsan el crecimiento
El crecimiento del PIB se ha visto impulsado principalmente por el consumo, que representa aproximadamente dos tercios de la actividad económica del país. En este último trimestre, el consumo creció a un ritmo del 4,2%, lo que indica que los estadounidenses continúan gastando a pesar de los precios elevados en sectores clave como la vivienda y la alimentación. Este comportamiento sugiere una confianza subyacente en la economía, a pesar de los desafíos que enfrenta.
Impacto en el mercado laboral
Otro aspecto positivo es el estado del mercado laboral. Con un índice de desempleo que se mantiene en niveles históricamente bajos, alrededor del 4%, la economía estadounidense parece estar en una posición sólida. Los salarios han mostrado un aumento, lo que contribuye a la capacidad de gasto de los consumidores. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, ha destacado que el mercado laboral está en la dirección deseada y que se están logrando avances significativos para reducir la inflación al objetivo del 2%.
Desafíos futuros y perspectivas
A pesar de estos resultados alentadores, existen nubes de incertidumbre en el horizonte. La nueva guerra comercial anunciada por el presidente Trump y las posibles repercusiones de sus políticas arancelarias podrían afectar el crecimiento futuro. Además, la revisión de la política fiscal y las deportaciones de inmigrantes podrían influir en el mercado laboral y en la economía en general. Sin embargo, la economía estadounidense ha demostrado una capacidad de adaptación y resiliencia que podría ayudar a mitigar estos riesgos.