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El dilema del globalismo en el Foro Económico Mundial de Davos

El Foro Económico Mundial enfrenta críticas y cambios en su enfoque global.

Discussione sul globalismo al Forum Economico di Davos
Esplora il dibattito sul globalismo al Forum Economico Mondiale di Davos.

El Foro Económico Mundial (WEF) de Davos se ha convertido en un punto de encuentro crucial para líderes globales, pero este año, la atmósfera es diferente. La creciente retórica antiglobalización ha resonado en las calles de la localidad suiza, donde manifestantes expresan su descontento con el modelo económico actual.

La pancarta que decía “Globalismo no, soberanismo sí” refleja un sentimiento que ha ganado terreno en diversas partes del mundo, desde Buenos Aires hasta Washington.

La evolución del discurso económico

Durante años, el WEF ha promovido un discurso centrado en la globalización, la diversidad y la sostenibilidad.

Sin embargo, este enfoque parece estar perdiendo fuerza. Según Peter Goodman, corresponsal de economía global del New York Times, la retórica antiglobalización está en auge, lo que obliga a Davos a adaptarse a un nuevo contexto. La paradoja es evidente: mientras que el discurso de la globalización se debilita, el poder de los llamados ‘Davos Men’ –los multimillonarios y líderes empresariales que dominan la economía global– se ha incrementado.

El impacto de la desigualdad económica

Un informe de Oxfam revela que el patrimonio de los 1.700 multimillonarios ha alcanzado un récord de 15 billones de dólares, lo que representa el 15% del PIB mundial. Esta concentración de riqueza plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad del modelo económico actual. La pandemia ha exacerbado la desigualdad, y los doce hombres más ricos del mundo han visto aumentar su fortuna en un 193%. Este fenómeno ha llevado a algunos a calificar la situación como una oligarquía moderna, donde el poder económico se traduce en influencia política.

Reacciones ante el proteccionismo

El proteccionismo, impulsado por la administración de Trump, ha generado una mezcla de ansiedad y expectativa entre los líderes empresariales. Mientras algunos, como Jamie Dimon de JP Morgan, instan a adaptarse a la nueva realidad, otros expresan preocupaciones sobre las consecuencias de una política económica que prioriza los intereses nacionales sobre la cooperación global. La advertencia del FMI sobre el impacto negativo de los aranceles en la economía global resuena en un contexto donde la fragmentación económica podría costar entre el 0,2% y el 7% del crecimiento del PIB mundial.

En este escenario, la pregunta que surge es si los aranceles de Trump son una herramienta de negociación o un cambio de filosofía económica. Algunos economistas sugieren que, aunque los aranceles podrían beneficiar a ciertos sectores, a largo plazo podrían perjudicar el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses, lo que podría tener repercusiones en el apoyo político a estas políticas.

El WEF de este año no solo refleja un cambio en la percepción del globalismo, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de la cooperación internacional en un mundo cada vez más polarizado. La necesidad de un enfoque equilibrado que contemple tanto el crecimiento económico como la equidad social es más urgente que nunca.

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