El informe del ETUI revela la alarmante diferencia de salarios entre directivos y trabajadores en Europa.
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La alarmante brecha salarial en Europa
Recientemente, el Instituto Sindical Europeo (ETUI) ha publicado un informe que pone de manifiesto la creciente desigualdad salarial en las principales empresas de Europa. Según el estudio, los directivos de estas compañías perciben un salario medio de 1,571 millones de euros, lo que representa una diferencia de 110 veces más que el sueldo medio de un trabajador a tiempo completo, que se sitúa en aproximadamente 37,863 euros.
Esta disparidad no solo es preocupante desde un punto de vista ético, sino que también plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad del modelo económico actual.
Impacto en la economía y la competitividad
La secretaria general de la Confederación Europea de Sindicatos, Esther Lynch, ha señalado que una distribución más equitativa de los salarios podría incrementar la competitividad de las empresas.
Según Lynch, “los salarios más justos ayudarían a poner fin a la escasez de mano de obra y garantizarían que más dinero regrese a la economía, en lugar de acumularse en cuentas en el extranjero”. Este argumento resalta la importancia de una remuneración justa no solo para el bienestar de los empleados, sino también para la salud económica de las naciones europeas.
Desigualdad y democracia
Además, Lynch ha advertido que la creciente desigualdad de la riqueza podría ser una respuesta a la amenaza que representa la extrema derecha populista para la democracia. En su opinión, “reducir la desigualdad de la riqueza y elevar la calidad de los empleos sería la respuesta más efectiva a esta amenaza”. Este comentario invita a reflexionar sobre cómo las políticas salariales pueden influir en la estabilidad social y política de Europa, sugiriendo que una mayor equidad podría ser clave para fortalecer la democracia.
La influencia del Foro Económico Mundial
En un contexto más amplio, Lynch también ha criticado la narrativa promovida por el Foro Económico Mundial (WEF), que sugiere que los consejeros delegados son los más capacitados para dirigir no solo las empresas, sino también las sociedades. Esta visión, según ella, ha contribuido a la legitimación de la desigualdad salarial y a la concentración de poder en manos de unos pocos. La interconexión entre las élites empresariales y políticas, ejemplificada por figuras como Donald Trump, plantea interrogantes sobre la dirección futura de las políticas económicas y sociales en Europa y más allá.