Las recientes inundaciones han dejado a los agricultores valencianos en una situación crítica, con pérdidas millonarias y un futuro incierto.
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Las devastadoras consecuencias de la dana en Valencia
Las lluvias torrenciales y la riada del 29 de octubre han tenido un impacto devastador en la agricultura valenciana. Según estimaciones de La Unió Llauradora i Ramadera, las pérdidas ya superan los 1.000 millones de euros, afectando tanto a los cultivos como a las infraestructuras agrarias.
Este desastre se suma a un año ya complicado para los agricultores, quienes habían estado manifestándose durante todo el 2024 en busca de soluciones a sus problemas.
Protestas y demandas de los agricultores
Los agricultores han expresado su frustración ante la falta de respuesta por parte de la Conselleria de Agricultura.
La preocupación por el relevo generacional en el sector es palpable, y muchos jóvenes que desean incorporarse a la agricultura se sienten desalentados por la inacción gubernamental. La Unió ha advertido que si no se implementan ayudas inmediatas para los jóvenes agricultores, se verán obligados a movilizarse nuevamente a principios de año.
La situación actual y las ayudas necesarias
A dos meses de la catástrofe, muchos caminos que dan acceso a las explotaciones agrarias siguen en mal estado, lo que dificulta la recolección de cosechas de caquis y cítricos. La llegada de las ayudas estatales es una preocupación constante, ya que muchos agricultores se están quedando fuera de los programas de compensación debido a trámites burocráticos. La situación se complica aún más con la gestión de plagas y la creciente fauna cinegética, que amenazan la producción agrícola en la región.
El futuro del sector agrícola en Valencia
El secretario de Estado de Política Territorial, Arcadi España, se reunió recientemente con alcaldes de municipios afectados para discutir la ampliación de las ayudas agrarias. Se han destinado 200 millones de euros para ayudas directas a fondo perdido y otros 170 millones de euros para la reparación de daños en infraestructuras. Sin embargo, los agricultores siguen preocupados por la efectividad y rapidez de estas ayudas, que llegan a cuentagotas.