Descubre cómo las spin-offs están transformando Barcelona en un hub tecnológico.
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En los últimos años, Barcelona se ha consolidado como un epicentro de innovación tecnológica, impulsado por la creación de spin-offs que están revolucionando la industria. Un claro ejemplo de este fenómeno es el Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS), que ha fomentado el desarrollo de empresas emergentes en el ámbito de la tecnología profunda.
Con un enfoque en la investigación y la transferencia de tecnología, el BSC ha permitido que startups como Nostrum Biodiscovery y Qilimanjaro florezcan, generando empleo y atrayendo inversiones significativas.
Desde su fundación en 2005, el BSC ha evolucionado de ser un centro de investigación a convertirse en un motor de crecimiento económico. La directora de innovación, Mariona Sanz, destaca que el BSC no solo proporciona tecnología y recursos, sino que también asesora a investigadores en el proceso de comercialización de sus proyectos. Este enfoque ha resultado en la creación de 13 spin-offs que emplean a 185 personas y generan ingresos de aproximadamente 30 millones de euros. La meta es alcanzar 250 empleos y 35 millones de euros en ingresos para finales de este ejercicio.
A pesar del éxito, el camino hacia la creación de una startup en el ámbito de la tecnología profunda no está exento de desafíos. El proceso de maduración puede llevar hasta cinco años, lo que contrasta con el desarrollo más rápido de startups de software. Sin embargo, el BSC está comprometido en apoyar a estas empresas emergentes, colaborando con actores del ecosistema digital de Barcelona, como Barcelona Activa y Tech Barcelona, para facilitar el crecimiento y la sostenibilidad de estas iniciativas.
Con la llegada de fondos europeos Next Generation, se espera que el ecosistema de spin-offs del BSC-CNS reciba un impulso significativo. La creación de una incubadora y una aceleradora dentro del complejo del BSC podría proporcionar a los emprendedores el espacio físico necesario para desarrollar sus proyectos desde las etapas más iniciales. Esto no solo beneficiaría a las startups, sino que también contribuiría al retorno de la inversión al BSC, asegurando un ciclo de innovación continuo en la región.
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