Europa, y particularmente Alemania, se presenta como el punto débil de una economía global que, aunque se considera «resistente», muestra un crecimiento «estable pero nada espectacular». Esto se desprende de las previsiones recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), que se revelan en el marco de su reunión con el Banco Mundial en Washington esta semana.
Las proyecciones indican que la eurozona experimentará un crecimiento de apenas 0,8% en 2024, en comparación con el 2,8% de Estados Unidos y el 4,5% de China, en un contexto que marca el 80º aniversario del FMI desde su establecimiento en Bretton Woods en 1944.
En medio del estancamiento en Europa, España sobresale con una previsión de crecimiento del PIB del 2,9% para este año, superando en un punto las expectativas del FMI de hace seis meses. Por el contrario, Alemania enfrenta la posibilidad de una recesión que se prolongue durante dos años, con indicadores económicos que han regresado a cifras de 2020. Después de un descenso del PIB del 0,3% en 2023, se anticipa que el crecimiento en Alemania se mantenga en cero este año. Según el FMI, «la debilidad persistente en el sector manufacturero afecta a economías como la de Alemania e Italia». Este país ha sufrido las consecuencias de las interrupciones en las cadenas de suministro globales durante y después de la pandemia, y actualmente se enfrenta a una presión fiscal creciente y a una rápida caída de los precios inmobiliarios. En contraposición, España, con un sólido sector inmobiliario y turístico, ha logrado mitigar el impacto de la crisis industrial mundial. Además, desde su última reunión en abril en Washington, el FMI ha elevado su pronóstico de crecimiento para España en un punto adicional.
Se considera que la actual economía es un paradigma de la denominada economía de «ricitos de oro», ya que se encuentra en un estado intermedio: ni excesivamente caliente ni demasiado fría. Este año, se anticipa que la inflación disminuirá del 2,8% al 1,9%, mientras que la balanza de pagos mostrará un superávit del 3%, lo que resulta en una protección eficaz frente a posibles crisis financieras. No obstante, dentro de la eurozona, que es un área fuertemente interconectada, ningún país es autosuficiente; por lo tanto, se espera que la desaceleración en España impacte en casi un punto en el crecimiento proyectado para 2025.
En cuanto a la inflación, el incremento en los salarios nominales en Estados Unidos y Europa “no necesariamente genera el riesgo de una espiral entre precios y salarios”. Las políticas que se implementaron para enfrentar los efectos de la pandemia en 2020, así como las medidas para controlar la inflación posterior, han sido bastante efectivas, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). El economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, enfatizó que “la lucha global contra la inflación ha sido exitosa” al presentar su informe. En muchas economías desarrolladas, se ha conseguido un aterrizaje suave tras alcanzar un pico inflacionario del 6,7% a nivel global en 2021. A diferencia de ajustes anteriores para combatir la inflación, esta vez “la desinflación no ha tenido un impacto negativo sobre el empleo”.
El FMI adopta una postura crítica frente a los halcones de los bancos centrales en lo que respecta a la viabilidad de mantener los precios estables. El aumento de los salarios nominales en EE.UU. y Europa “no necesariamente implica un riesgo de espiral entre precios y salarios”. Este aspecto es relevante, dado el escepticismo presente dentro del consejo del Banco Central Europeo (BCE) sobre la inminente reducción de la tasa de referencia, que podría bajar del 3,25% actual a un 2,25%, precisamente por miedo a una posible espiral salarial.
A pesar de la moderada satisfacción que siente el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante el primer aumento de inflación en economías desarrolladas desde la década de los setenta, existe un dilema político: millones de personas no coinciden en su percepción con Gourinchas. Esta realidad fue admitida por Kristalina Georgieva, la directora gerente del FMI, el lunes durante su discurso en la conferencia conocida como Bretton Woods. “El sufrimiento continuará ya que los precios han aumentado, y un nivel más alto de precios provoca el descontento de muchas personas en el mundo,” afirmó. “Nos encontramos ante una combinación dura de bajo crecimiento y alto endeudamiento,” agregó. Se refería a cientos de millones en naciones en desarrollo, donde no se ha experimentado la misma reducción de precios que en Estados Unidos y Europa. Sin embargo, incluso en los países avanzados, es complicado que se comprenda que la crisis inflacionaria ha sido manejada de manera adecuada. Una posible razón, como destaca el FMI, es que parte de las alzas de precios son atribuibles a la rigidez en los beneficios reportados por las grandes empresas europeas. “Las compañías en Europa deberían ser capaces de absorber los costos, dados los significativos incrementos en sus beneficios en años recientes,” advierte el FMI.