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Familias emprendedoras: estrategias para administrar y mantener su legado

Las estadísticas y el pasado han evidenciado que contar con un amplio patrimonio familiar no siempre asegura un futuro tranquilo. La clave radica en la manera en que se administre ese patrimonio. Carlos Bach, director de Abante en Barcelona, una firma financiera independiente centrada en asesoramiento y gestión de patrimonios, argumenta que “la riqueza proveniente de ese patrimonio debería permitirnos vivir según nuestros deseos”.

Las empresas familiares pueden acumular riqueza de manera gradual o recibirla repentinamente tras un evento que genere liquidez. ¿Qué sucede cuando una familia se convierte en empresaria? No es lo mismo recibir beneficios y distribuir dividendos que optar por la venta y enfrentarse a la gestión de un capital significativo.

Para los especialistas, la adecuada administración de estos activos es esencial. Bach señala que, aunque el patrimonio puede ser generado por un individuo, en la mayoría de los casos involucra a una familia o a diversas ramas familiares, lo que añade un nivel de complejidad. “Ante esta situación, el primer dilema es decidir si seguir juntos o actuar por separado. Es fundamental reflexionar sobre si tiene sentido y si se desea gestionar el patrimonio familiar en colectivo”, enfatiza el director de Abante en Barcelona. Antes de cualquier decisión, ya sea de forma individual o colectiva, es aconsejable tomarse un tiempo para reflexionar. “Todo es posible, pero debe haber una consideración sobre los objetivos a alcanzar”, afirma Bach, quien resalta que no existen fórmulas universales que aseguren el éxito, sino situaciones particulares con contextos variados. De la introspección personal a un objetivo común. No obstante, Bach advierte que “sin un deseo de continuidad y sin un sentido de pertenencia, la gestión del patrimonio probablemente no será exitosa”.

Si optan por seguir juntos, será fundamental analizar y acordar las metas individuales de cada miembro en relación con el Plan Estratégico Familiar. La propuesta de Abante consiste en comenzar con un trabajo personalizado en el que cada persona desarrolle su propio plan estratégico. Reflexionar sobre el nivel de dependencia o autonomía económica que se tiene respecto a la empresa es esencial, así como la forma en que el crecimiento de ese patrimonio compartido puede influir en cada uno. “Es vital que cada miembro sienta seguridad y claridad sobre su estado personal y financiero”, destaca Bach. Explica que algunos estarán en roles de empleados en la empresa familiar o gestionarán el patrimonio, mientras que otros serán simplemente accionistas con sus propias carreras. Algunos incluso serán accionistas que requerirán dividendos.

Una vez abordadas estas cuestiones, se procederá a la elaboración del Plan Estratégico Familiar, que establecerá los objetivos relacionados con dicho patrimonio compartido. Antes de definir cómo se gestionará, es clave responder preguntas como: “¿Qué grado de dependencia o independencia económica siento respecto a la empresa?” y “¿De qué manera el desarrollo de ese patrimonio común puede impactarme?”. Al igual que cada integrante debe tener su propio conjunto de metas y su rol dentro del propósito común, el plan conjunto debe seguir un rumbo acordado por todos. Así, serán necesarias preguntas con un enfoque colectivo, como: “¿Qué es prioritario para nosotros? ¿Preservar el legado familiar y los valores que nos unen, garantizar el bienestar financiero de cada miembro, o bien aportar un impacto social como familia empresaria?”, reflexiona Carlos Bach.

La finalidad que busca una familia es fundamental y nunca debe ser olvidada, puesto que tanto la administración del patrimonio como la manera de invertirlo y su distribucion entre los tres grandes tipos de activos (financieros, inmobiliarios y de capital privado) estarán influenciados por dicha finalidad. Como señala un experto, incluso con una estructura bien organizada como un family office, a menudo el diseño de esta no se alinea con los objetivos familiares que se tenían inicialmente. Cada familia posee características propias, lo que significa que lo que funciona para una puede no ser adecuado para otra.

Desde Abante, han identificado errores comunes que pueden evitarse al gestionar un patrimonio familiar tras un evento que genere liquidez inmediata. El primer error es no comprender que el patrimonio debe servirnos a nosotros y no al contrario, ya que, de lo contrario, las personas pueden terminar siendo prisioneras de sus bienes. Esta dependencia también debería minimizarse en relación con los impuestos. Los especialistas subrayan que, aunque es importante considerar la carga tributaria, esta no debería llevar a tomar decisiones que entren en conflicto con los objetivos personales y familiares establecidos. Se han visto casos donde familias han creado estructuras o realizado inversiones simplemente por ventajas fiscales, lo que ha generado conflictos complicados.

Por último, es crucial entender que las habilidades necesarias para conducir una empresa hacia el éxito no son las mismas que se requieren para gestionar un patrimonio familiar. Por eso, es vital capacitarse, buscar asesoría y rodearse de los expertos indicados.

El director de Abante en Barcelona enfatiza que, si bien no existen fórmulas universales, hay prácticas recomendadas. Una de ellas consiste en, tras establecer el plan estratégico, desarrollar un plan de inversiones formalizado en un Investment Policy Statement (IPS).

Este informe debe incluir la estrategia de inversión, lo cual abarca la asignación de responsabilidades y la organización necesaria, así como la distribución de activos. Es fundamental comprender las rentabilidades proyectadas y los riesgos asociados a cada clase de activo en diversos contextos, así como la elaboración del portafolio y la supervisión de las inversiones realizadas.

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