×

Bostonear

Recientemente asistí a una notable reunión académica en Boston con compañeros de Harvard. Se trató de un intercambio centrado en el emprendimiento, mi temática favorita dentro del ámbito de la gestión empresarial. Hace aproximadamente cuatro a cinco años, la conversación en Harvard se centraba mucho en la transformación de la institución.

La pandemia de COVID-19 había obligado a cerrar las puertas de la escuela durante un período considerable, lo que llevó a facilitar numerosas sesiones en línea. La propuesta era seguir incorporando esta modalidad en la enseñanza, ofreciendo parte del currículo virtualmente.

Sin embargo, hubo un descontento entre los estudiantes, quienes, aunque deseaban familiarizarse con las nuevas tecnologías, también anhelaban regresar al método tradicional de clases presenciales.

En 2024, el edificio principal de aulas de la Harvard Business School estaba ocupado por alumnos y profesores impartiendo clases y analizándolo que era de interés para ellos. Durante una de las sesiones, el profesor guiaba una discusión, anotando en las pizarras los puntos que consideraba cruciales sobre un caso de estudio real. Todo esto se llevó a cabo como hace cinco décadas. Este enfoque de examinar situaciones empresariales concretas permite una indagación más profunda y aplicada de los conceptos tratados.

Sin embargo, algunos estudiantes se quejan de que Harvard distribuye a otras instituciones los casos elaborados por sus docentes. Como es común, los alumnos tienen la oportunidad de debatir su experiencia en la escuela e incluso publicarla. Cuentan con un periódico interno, “The Harbus”, que fue fundado en 1937, y en su edición de octubre se presenta un artículo titulado “Reconsiderando el método del caso”. Un grupo de estudiantes critica que la escuela comercialice sus «casos» sobre empresas, los cuales los profesores elaboran, generando así importantes ingresos anuales por la venta de unos 350 casos.

Conversando con educadores, se hace claro que aspectos como la globalización y la inteligencia artificial son cruciales para las organizaciones. Por eso, los docentes deben identificar las empresas que destacan en estos ámbitos y lograr que les permitan redactar estudios de caso sobre sus experiencias. Esta tarea es complicada y muchos profesores son reacios a que estos casos se conviertan en propiedad institucional, ya que esto podría llevar a su venta a otras escuelas que quieran utilizar el modelo de Harvard. Comúnmente, se presentan datos detallados sobre ciertas áreas empresariales, con el objetivo de que los estudiantes también puedan emplear la IA para explorar diferentes soluciones a los desafíos planteados. Sin embargo, muchos educadores restringen el uso de la IA a la generación de opciones que luego se discuten para determinar las más adecuadas, considerando factores como el tipo de empresa, su tamaño y su contexto en el sector, así como las posibles evoluciones tecnológicas, elementos que incrementan el valor de los aportes tecnológicos. Este fenómeno se inició con la llegada de las computadoras, que se empezaron a usar como herramientas para el desarrollo de opciones. La situación se ha vuelto más compleja debido a la globalización y los avances en tecnología, y es probable que veamos innovaciones en el uso de computadoras para facilitar el proceso de toma de decisiones. Debemos estar atentos a estos cambios.

Lea También