Categorías: Economía
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19 octubre, 2024 11:36 pm

La interrupción en medio de la transformación

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A lo largo de la historia, cada generación ha sentido que su tiempo está marcado por grandes transformaciones, considerando que lo que viven es más acelerado que lo anterior. En el actual siglo XXI, que pronto cumplirá un cuarto, la situación no es distinta.

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No obstante, quienes nacimos en la segunda mitad del siglo XX hemos sido testigos de más cambios que en períodos previos.

Esto se puede evidenciar de forma objetiva analizando factores como el aumento de patentes, el crecimiento de la población global, la prolongación de la esperanza de vida, la rapidez en la circulación de la información, el incremento del comercio internacional y los avances en generación de energía y transporte.

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Sin duda, el fuego, la rueda, la electricidad, el telégrafo, el descubrimiento de América o la penicilina fueron innovaciones que transformaron sus épocas; sin embargo, la aceleración y el crecimiento exponencial que observamos en estos indicadores sociales básicos son inusuales.

Ahora, lo que desafía toda predicción son los múltiples eventos inesperados que emergen dentro de estos cambios estructurales. Existe un caos dentro de otro caos, una disrupción constante en medio de las transformaciones. Así, dirigir un negocio en estas circunstancias se complica enormemente.

¿Cómo enfrentamos esta situación? Ha llamado mi atención que la respuesta más acertada es reconocer la imprevisibilidad del entorno actual. Es similar a intentar hacer una predicción meteorológica durante un tornado. Lo más prudente es esperar a que las condiciones se estabilicen para que un modelo pueda tener alguna precisión. Los pronósticos son confiables cuando las variables son pocas, y no solo tenemos variaciones, sino que estamos en una especie de montaña rusa.

Aceptar la complejidad de las predicciones nos lleva a mejorar nuestra capacidad de respuesta y adaptación ante situaciones cambiantes.

Esta semana en Madrid, compartí con un grupo de ejecutivos que, en la actualidad, la reacción rápida es más crucial que la habilidad para prever eventos. No es momento para ser ingeniosos; es momento de actuar con agilidad. Para poder reaccionar con eficacia y rapidez, es fundamental contar con audacia, buen instinto y los recursos necesarios. Estas son épocas favorables para aquellas organizaciones que estén bien preparadas, sean adaptables al cambio y que permitan en su cultura decisiones que no siempre necesiten ser justificadas de manera numérica o lógica. Recomiendo explorar las ideas de Charles Peirce, quien argumentó que la intuición puede considerarse un tipo de razonamiento inductivo, aunque sus fundamentos no siempre sean demostrables.

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