Laboratorios Ordesa, creador de las leches y cereales para niños Blevil y Blevit, ha decidido reinstalar su sede social en Catalunya. Esta firma se destaca como una de las primeras en regresar a esta comunidad autónoma tras la crisis institucional desencadenada por el referéndum del 1 de octubre de 2017.
En las semanas que siguieron a la votación por la independencia, más de 4.000 empresas trasladaron su sede a distintas localidades de España, en su mayoría a Madrid. Esta decisión generó un impacto político y económico en Catalunya que aún se siente.
Las entidades empresariales en Catalunya, con Foment del Treball liderando la iniciativa, llevan años buscando fórmulas para que los grandes grupos que mudaron su sede en 2017 regresen. De hecho, el presidente de esta organización, Josep Sánchez Llibre, comentó en unos eventos recientes que “con estabilidad económica, que ya existe, y seguridad política, las compañías retornarán sin necesidad de que les insistamos”.
El asunto también ha sido objeto de discusión en el ámbito político, donde se han propuesto incentivos para facilitar el regreso y, en algunos casos, sanciones. El president de la Generalitat, Salvador Illa, mencionó un plan para alcanzar este propósito durante la anterior campaña electoral. En esos momentos, el ministro de Industria, Jordi Hereu, sugirió que el retorno era posible si los socialistas salían victoriosos.
Ordesa, con una facturación de 140 millones de euros y 200 empleados, es una empresa de tamaño intermedio que, al igual que muchas otras, siguió la tendencia de las grandes firmas que se marcharon de Catalunya en 2017. Fundada hace más de 70 años, es propiedad de la familia Ventura. Cuando anunciaron su salida de Barcelona hace siete años, la empresa solo indicó que trasladaban su sede a Huesca, donde se originó el negocio, sin hacer comentarios sobre la situación política.
Ayer, representantes de Laboratorios Ordesa comunicaron que su reciente decisión de regresar a su sede tiene fundamentos “técnicos, operativos y prácticos”. También comentaron que, tras clausurar su planta en Sant Boi de Llobregat, han optado por consolidar todos sus registros en las nuevas instalaciones de la Torre Ponent, ubicada en el Paseo de la Zona Franca en Barcelona. Así, se integra en una sola sede la gestión de las empresas adquiridas en los últimos años, como Font Activ y Sodeinn.
Este retorno a Catalunya se produce poco después de que se conociera la decisión de Renault de mover la sede de su filial comercial de Valladolid a Madrid. La compañía aclaró que esta reubicación no está motivada por razones fiscales, ya que la filial y su plantilla han estado siempre en la capital española. Esta situación generó un acalorado debate en las Cortes de Castilla y León, donde Luis Tudanca, secretario general del PSOE, criticó a la Comunidad de Madrid, calificándola de “paraíso fiscal” debido a las reducciones impositivas que propone el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
Los traslados de sede han suscitado un intenso debate político. Durante la ola de salidas empresariales hace siete años, el Govern intentó minimizar las consecuencias, afirmando que no habría un impacto significativo, dado que las sedes operativas permanecerían en su ubicación original. No obstante, tanto el Gobierno central como la oposición advirtieron sobre un cambio de poder, señalando que las juntas directivas y consejos de administración se están realizando fuera de Catalunya. De esta manera, la crítica se convierte en un aviso: muchas empresas considerarán sus futuras inversiones con una perspectiva diferente.
Ordesa no es la única que ha decidido trasladar nuevamente su sede social a Catalunya después de su salida. Aguas de Barcelona hizo lo mismo, un año más tarde. La empresa justificó esta decisión argumentando que la «estabilidad económica» había sido un factor clave, además de que su actividad principal se enfoca en la gestión del ciclo del agua en la ciudad de Barcelona.
Las asociaciones empresariales en Catalunya llevan tiempo trabajando para facilitar este retorno.
Se han registrado otros intentos de reubicación de la sede. Uno de los casos más destacados fue el de Molins. Un sector de la familia que posee la empresa cementera intentó impulsar este cambio. Este conflicto llegó a los tribunales mercantiles en Barcelona, aunque al final el juez que intervino decidió respaldar a aquellos que abogaban por mantener la sede fuera de Catalunya.